Se veía venir, pero no por ello duele menos. El fin de Lancia está cada vez más cerca. A lo largo del fin de semana, el Grupo FCA ha dado de baja las pocas webs europeas de Lancia que aún estaban activas. Francia, Suiza, Alemania, Holanda y España ya no tienen web oficial de la marca italiana, que ha sido reemplazada por una aséptica pantalla donde se conmina al cliente a buscar su centro de servicio más cercano. En estos momentos, sólo la web italiana de Lancia sigue activa, pero lo más posible es que no durante mucho tiempo. ¿Dónde quedó la Lancia gloriosa de antaño? ¿Cómo hemos llegado a esto?
Desde hace ya más de una década la gama de Lancia ha estado poblada por coches de escaso atractivo. Lejos quedaron los Delta de antaño, los coupés deportivos y las elegantes berlinas, cargadas de diseño y refinamiento. Desde la fusión de Fiat con el Grupo Chrysler, la gama de Lancia pasó a ser una amalgama de productos caótica e ilógica: coches americanos con emblemas de Lancia, y productos Fiat con crisis de identidad. Los Lancia Delta fueron el último intento serio de lanzar un coche competente, y el resultado fue un producto de posicionamiento difuso y aspiraciones chic. Las ventas no acompañaron, por supuesto.
El Lancia Ypsilon, basado en la plataforma de los Fiat 500, ha sido el único producto medianamente exitoso de Lancia en los últimos años. Ha sido el coche que ha justificado la existencia de la marca, y es en estos momentos el único coche que aparece en la web italiana de la marca. Cuando su ciclo de producto termine o sus ventas bajen de forma significativa, la marca italiana morirá. Y lo peor de todo es que morirá sola, en silencio y abandonada por un Grupo FCA que la ha dejado completamente de lado. Aunque esta sea una noticia triste, quiero pensar que hay un trasfondo positivo en esta noticia.
Lancia ha muerto, pero ha muerto para permitir que Alfa Romeo siga existiendo, siga recibiendo fondos y productos completamente nuevos. El posicionamiento de Lancia era antaño muy similar al de Alfa Romeo actualmente, y la suavización de sus productos no ha sido accidental ni casual. Sea como fuere, el destino actual de Lancia es claro: languidecer hasta recibir una muerte silenciosa, «un disparo tras el cobertizo», como dirían los americanos. Nosotros preferimos recordar a Lancia con clásicos atemporales como el Delta Integrale, o por sus enormes éxitos en el Mundial de Rallyes y el Grupo B.