Está claro que vivimos en realidades paralelas. Los aficionados a los coches incendiamos Internet, demandando berlinas potentes, con propulsión trasera, caja de cambios manual y motores atmosféricos de ocho cilindros. Y cuando algún fabricante de coches nos hace caso, nadie compra el coche en cuestión. La última víctima de esta situación es el brillante Chevrolet SS. En declaraciones recientes a Ward’s Auto, un portavoz de General Motors ha anunciado que su producción y ventas cesarán a lo largo de 2017.
Lanzado en 2014, el Chevrolet SS nacía con un motor 6.2 V8 atmosférico de 415 CV de potencia. Uno de los errores de Chevrolet fue no saber cómo venderlo. Era un coche para entusiastas, y durante su primer año a la venta sólo estuvo disponible con una caja de cambios automática. Cuando Chevrolet introdujo una caja de cambios manual y añadió equipamiento opcional orientado a las prestaciones, las ventas aumentaron ligeramente. El problema del Chevrolet SS era el de ser un coche de nicho, de posicionamiento un tanto difuso.
Estaba claro que no era su intención competir con un BMW M5 o un Cadillac CTS-V: por tecnología, calidad, equipamiento y prestaciones, jugaba en una liga inferior. En una liga inferior sin rivales, pero con un precio de casi 50.000 dólares, esta berlina fabricada en Australia por Holden se quedaba en tierra de nadie. Demasiado cara para los clientes más pasionales, pero de menor poder adquisitivo. Demasiado barata y carente de lujos para el cliente tradicional de una berlina deportiva. Un claro error de posicionamiento.
Un coche como el Chevrolet SS se habría vendido mucho mejor con un precio de en torno a los 40.000 dólares, similares a los que costaba el antiguo Pontiac G8 GXP, su predecesor directo. Según Motor Trend 2016 se cerró para el Chevrolet SS con un incremento en sus ventas del 4,1% con respecto al año anterior. La cifra suena bien, pero si tenemos en cuenta que hablamos de 3.013 unidades en un mercado donde habitan más de 330 millones de personas. Por comparar, Dodge vendió 64.478 unidades de Challenger en 2016.
El Chevrolet SS es prácticamente un dinosaurio. Junto a los Holden Commodore, es el único vehículo de General Motors construido sobre la plataforma Zeta. Holden pronto cerrará su fábrica en Australia, pasando a importar vehículos fabricados por GM en otros países. Con este cierre morirá un pedazo de historia del automóvil australiano, y también el Chevrolet SS, nacido de un acuerdo de exportación entre Holden y Chevrolet. Por muy bien que se hubiera vendido el SS, habría igualmente desaparecido en 2017.
Siempre quedará el mercado de segunda mano, donde las escasas ventas de esta berlina – y también de su antecesora – aseguran precios altos al menos durante unos cuantos años. Las unidades con menos kilómetros y mejor preservadas serán subastadas en años venideros, os lo puedo asegurar. Es más, es imposible encontrar un Pontiac G8 GXP con cambio manual por menos de 20.000 dólares. Puede que ni siquiera los aficionados que no se hayan podido permitir un SS o un G8 nuevos puedan disfrutar de una unidad usada.
Fuente: Motor Trend
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