La siempre polémica colaboración entre Mercedes y Renault en materia de motores podría estar cerca de su fin, por lo menos tal y como la hemos conocido hasta la fecha. Aunque esta relación ha permitido dar vida a las versiones más vendidas de la gama más «económica» de Mercedes, hoy hemos podido saber que el motor diésel 1.5 dCi de Renault podría desaparecer de los Mercedes Clase A, Clase B y CLA. Esto no quiere decir que desaparezcan los «180d», sino que su mecánica pasaría a ser una nueva de origen 100% Mercedes.
Polémicas aparte, el uso de motores diésel Renault por parte de Mercedes en sus versiones más sencillas ha sido una jugada maestra, pues por un lado ha permitido a la firma alemana cubrir un mercado donde sus motores diésel no llegaban hasta ahora, y por otro hacerlo con un producto que ha sabido convencer al público en precio y prestaciones. Hablamos de una mecánica de gran demanda en todos los modelos donde está presente, pero que ahora podría cambiar para dar vida a una nueva estrategia.
Mercedes-Benz Mercedes Clase A
Según ha podido saber el medio francés L’argus, los términos de esta colaboración están a punto de cambiar. En los próximos meses Mercedes eleminará el motor 1.5 turbodiésel (Renault) en favor de un motor 2.0 turbodiésel (Mercedes), manteniendo la misma potencia de 116 CV e incrementando el par hasta los 280 Nm (+20 Nm). Este cambio vendría además acompañado de una nueva caja de cambios automática de doble embrague con 8 relaciones, eliminando la actual transmisión automática de 7 relaciones. Este cambio afectaría a los modelos Clase A, B y CLA, dejando a un lado a los GLA y GLB ya que no se ofrecen en versiones 180d.
¿Por qué dice adiós Mercedes a los motores diésel Renault?
Los motivos tras este cambio estarían en una reestructuración del acuerdo de colaboración, algo que estaría estrechamente relacionado con el desarrollo de las nuevas Mercedes Citan y Clase T, dos vehículos comerciales desarrollados en colaboración con Renault donde el motor 1.5 dCi tendrá el gran peso de las ventas. A ello habría que sumar la política de reducción de costes y simplificación de oferta que se está llevando a cabo en Mercedes, algo donde encaja muy bien la idea de vender un motor 2.0 turbodiésel de última generación, pero «limitado», evitando así tener que recurrir a Renault para suplir este suministro con todo lo que ello implica.