El pasado lunes 17 de junio la startup Fisker (Fisker Group para ser exactos) se declaraba en bancarrota en Estados Unidos, para sorpresa de no demasiadas personas dentro del mundo del motor. Sus complicaciones en los últimos meses eran ya conocidas, sobre todo con situaciones económicas sospechosas que llegaban al punto de despidos que retrasaban la publicación del informe de cuentas. Fisker culpa a los obstáculos y contratiempos que afectan a los fabricantes eléctricos.
Fisker entra en bancarrota
Lo que hará Fisker, ahora que no le deberían poder exigir ningún pago, será proceder a vender sus activos, valorados por entre 500 y 1.000 millones de dólares, así como deudas estimadas de entre 100 y 500 millones de dólares. Según afirma la propia marca, debería poder pagar a sus empleados, además de tener casi cerradas negociaciones con aquellos que han sido accionistas de la startup comenzada por Henry Fisker, cuyos diseños siguen destacando en las carreteras a día de hoy.
Hasta el pasado mes de marzo Fisker estuvo negociando con un gran fabricante para buscar opciones estratégicas y transacciones de mercado. Según Reuters, era Nissan la que estaba dispuesta a invertir en Fisker, lo que hubiera permitido que la marca japonesa pudiera acceder a la Fisker Alaska, la camioneta eléctrica de la que se podría haber beneficiado de una u otra manera.
Los procesos de inversión de Fisker estaban paralizados tiempo atrás después de unos meses en los que no salían adelante las ventas del que era su coche principal, el Fisker Ocean eléctrico. Se habían fabricado unas 10.000 unidades del Ocean en la planta de Magna Steyr en Austria (la previsión inicial eran más de 40.000) y sólo se han entregado unos 4.700. Esto llevó a que se detuviera la producción del Ocean.
Esta Fisker, diferente de la Fisker Automotive que nos mostró aquel Karma PHEV, ha tratado de vender el crossover Ocean por menos de 40.000 dólares, sin demasiado éxito, desde que lo mostrase en el Salón de Los Ángeles de 2021. El antaño diseñador de BMW, Tesla y Aston Martin (recordemos que el espectacular BMW Z8 fue diseñado por él, entre otros) tenía a su esposa como directora financiera (Automotive News Europe).
Y ya van dos Fisker
Como la mítica canción de Queen ‘Another one bites the dust’, otra Fisker muerde el polvo. Y es que Henry Fisker ya había fracasado en el intento original, aquel que tuvo como principal (prácticamente único) reclamo el Fisker Karma que en su momento hizo enfurecer a Tesla por su parentesco con el Model S. Aquella Fisker acabó siendo vendida a un consorcio chino mientras que Henry, lejos de desistir, probó suerte con la startup que nos ocupa hoy y que apunta a que dejará de ocuparle a él en el futuro.
