Actualmente, los coches nuevos, incluso en sus configuraciones de serie, llevan mucho equipamiento tecnológico, parte del cual era casi impensable hace apenas un par de lustros, salvo en segmentos de alto lujo. Esto se traduce en un incremento de su precio, aunque no es el único motivo de su presente encarecimiento.
Por lo general, se trata de innovaciones que facilitan la conducción o que la hacen más amena, cómoda y segura. Sin embargo, existe una función que, pese a su practicidad, está comenzando a ser eliminada por varios fabricantes de automóviles tras más de dos décadas de perfeccionamiento. Hablamos del asistente de aparcamiento.
20 años con una asistencia autónoma en el aparcamiento
La ayuda al aparcamiento o el estacionamiento semiautónomo se instaló por primera vez en un Toyota Prius de segunda generación. Era el año 2004 cuando esta interesante función, conocida como Intelligent Parking Assist (IPA), fue introducida por la compañía japonesa en el que, por aquel entonces, era su modelo híbrido estrella. ¡Fue un éxito!
En realidad, se trataba de la mejora y evolución de un desarrollo original de la empresa alemana Bosch. Tal progreso técnico permitía al coche detectar el espacio disponible para aparcar y maniobrar automáticamente. El conductor tan sólo había de intervenir sobre los pedales y la transmisión, pero el volante era accionado por un robot sito en la columna de la dirección.
La falta de uso lleva a Ford a prescindir de este sistema
Ford no fue pionero en implantar el asistente de aparcamiento, pero sí la marca que más esfuerzos ha hecho por popularizarlo. De hecho, es de las pocas firmas que lo ha ofrecido incluso en turismos utilitarios como el recién extinto Fiesta. No obstante y a pesar de las ventajas que proporciona este sistema en términos de confort, podría desaparecer.
Según la multinacional norteamericana en cuestión, que vende su Active Park Assist como estándar en algunos modelos hoy en día, una gran parte de sus clientes rara vez utiliza esta tecnología debido a la lentitud durante su funcionamiento, aun siendo algo que se ha perfeccionado tiempo atrás.
Los argumentos de los clientes: eficacia no es eficiencia
Los del óvalo azul, tras una encuesta a los conductores de sus vehículos, han concluido que aunque el sistema es hábil y preciso aparcando, no es tan ágil como las manos y los ojos del usuario promedio. En otras palabras, Ford ha determinado que lo eficaz no siempre es eficiente.
Al menos en el mercado estadounidense, ya se ha propuesto prescindir de esta ayuda a la conducción, la cual ahorrará al fabricante mucho dinero (millones de dólares) cada año, a razón de unos 60 $ por unidad. Si no existe ni el uso ni la demanda esperados, ¿para qué aumentar los costes de producción de coches como el Mustang Mach-E?
