Hoy tenemos la ocasión única de probar la Ford F-150 Lightning, por cortesía de Ford Europa que nos ha traído una para catar las mieles de una pick-up descomunal y sorprendentemente prestacional. Te voy a contar lo que se siente al volante, aunque no podremos comprarla a este lado del charco ya que su importación a Europa no tendría ningún sentido.
Aunque nos parezca una locura, la Ford F150 es el vehículo más vendido en Estados Unidos desde hace 40 años. Es tan grande que resultaría inútil en cualquier ciudad europea, pero los estadounidenses hacen las cosas a otra escala y estos camiones caben perfectamente en el parking de Wall-Mart.
Y ¿cómo es el coche más vendido en EEUU en su versión eléctrica?
La Ford F-150 lightning se comercializa en 4 acabados diferentes, que se combinan con dos plataformas motrices:
• 98 kWh de baterías con 370 km de autonomía y 452 cv de potencia.
• 131 kWh de baterías con hasta 510 km de autonomía y 580 cv de potencia.
A partir de aquí, con «el bicho» delante, lo primero que nos llama la atención es el tamaño: la altura del capó, el diámetro de rueda, la inmensa longitud. La F-150 mide 5,90 m y en su versión eléctrica tiene un peso en vacío de hasta 3.100 kg para su versión tope de gama, cifras que serían de vehículo industrial y carné de camión en España.
Para conducir este vehículo en España tendríamos que limitar su masa máxima autorizada a 3.500 kg en la ficha técnica, de forma que perderíamos gran parte de su capacidad de carga pero podríamos llevarla legalmente por la calle con carné de coche. Con carné de camión no habría problema en llevarla tal cual la conducen los americanos como coche de diario. Increíble.
Pero vamos con los detalles. El vehículo es toda una experiencia, empezando por subirse. La altura es inmensa y las estriberas se hacen imprescindible como escalón intermedio para poder alzarse hasta el puesto de conducción.
Una vez sentado al volante, sigo teniendo la sensación de que conduzco un camión pequeño más que un coche grande. El asiento del acompañante me queda tan lejos que podría viajar un tercer adulto en medio de los dos sin el más mínimo problema de espacio. El volante es gigantesco, acorde con el resto del vehículo.
En lugar de un tercer asiento delantero lo que tenemos es una enorme consola central coronada por una gigantesca pantalla de última generación en la que se centralizan casi todas las funciones. Es la típica pantalla gigante de Ford, muy vertical y con los últimos avances en conectividad.
La estética general es muy atractiva, porque todo es muy bruto, muy grande, y el estilo cuadrado le va como anillo al dedo a cada uno de los botones y mandos.
La calidad de los plásticos y, en general, los acabados, no pasarían de un aprobado en un vehículo europeo, pero ese es un aspecto que jamás ha parecido preocupar al público americano, si bien la durabilidad del conjunto sí me da una buena sensación de solidez. Todo parece esculpido en la roca.
Al ponerlo en marcha llama la atención el silencio, obviamente, pero también la sensación de agilidad. Con 580 CV disponibles de forma instantánea, al final se consigue que aceleraciones y recuperaciones sean muy buenas, salvo que vayamos ya muy rápido, en cuyo caso la aerodinámica empieza a actuar como un paracaídas.
Lo primero que hacemos en el circuito es un “launch control”, es decir, una aceleración a fuego desde parado. El 0-100 lo despacha en poco más de 4 segundos (recordemos que supera las 3 toneladas) pegándote al asiento de forma endiablada pero, una vez por encima de 110 – 120 km/h, ya se empieza a notar el freno aerodinámico de forma notable.
En curva no se comporta en absoluto como cabría esperar de un vehículo que supera las 3 toneladas en vacío: la inercia está presente, por supuesto, pero el nivel de control de cabeceo y balanceo es soberbio y el coche se comporta de forma neutra en curva hasta el punto de resultar divertido.
Al disponer de tanta potencia instantánea nos invita a salir de las curvas como un misil y, poco a poco, vamos cogiendo confianza en la dirección y jugando con el límite de adherencia a velocidades realmente altas. Dentro del mundo de las pick-up, podríamos decir que es lo más deportivo que he probado, por bastante diferencia. Jamás lo hubiera imaginado.
El tacto de dirección es suave, pero muy preciso y suficiente para darnos información acerca del nivel de adherencia restante. Al final es un chasis Ford, de esos que no te esperas encontrar en un coche así pero que te hace disfrutar al volante de este mastodonte.
¿Es una alternativa realista a la gasolina?
Una cuestión clave que creo que deberíamos despejar en esta brevísima prueba en circuito es si sería factible utilizar la F150 eléctrica como vehículo de trabajo en el mundo real. Mi respuesta es “depende”.
Para trayectos cortos en los que la autonomía no sea un problema, creo que la versión Lightning es una pick-up incluso mejor que sus hermanas de combustión porque nos aporta el valor añadido del maletero frontal, el silencio de marcha, las prestaciones instantáneas y multitud de tomas de corriente en las que enchufar todo tipo de herramientas. Al mismo tiempo no nos limita en ningún aspecto destacable.
La versión más potente, con 131 kWh de baterías, nos ofrece en teoría hasta 510 km, pero si utilizamos este camión para lo que está construido (cargar y arrastrar) y lo hacemos además a velocidades elevadas (por encima de 100 km/h) os puedo asegurar que esa autonomía se va a quedar en menos de la mitad, y siempre en función de las pendientes que tengamos que superar. Es una limitación notable.
Si a ello le sumamos que, precisamente por tener una batería descomunal, los tiempos de carga van a ser necesariamente elevados, nos encontramos con una herramienta de trabajo perfecta para trayectos cortos, pero muy limitada para grandes distancias.
En fin, como cualquier otro coche eléctrico, pero más grande.