Imagina un gremlin en una fábrica, un ser malévolo saboteando la actividad de los trabajadores y las máquinas para interrumpir la producción. Imaginar cómo ese trabajo de saboteo podría ayudar a mejorar la calidad y la productividad de las líneas de una fábrica puede resultar complejo, pero efectivamente ese es su cometido. Como ya habrás podido imaginar, en la fábrica de Ford en Valencia no hay gremlins. Pero sí existen trabajadores cuya labor pasa por realizar lo que en la factoría denominan como pruebas gremlins, trabajar en secreto para insertar piezas equivocadas en la línea de montaje, como volantes incompletos, o piezas de motor con fallo. Y lo creas o no, esas pruebas gremlins consiguen mejorar la calidad de la producción de la fábrica de Valencia, la misma en la que se producen los modelos Ford Kuga, Ford Mondeo, Ford Galaxy, y Ford S-MAX.
La clave está en asegurar que los procesos de calidad cumplen con su cometido. Más allá de las pruebas gremlins, en el proceso de producción de un coche siempre pueden cometerse errores. Y del funcionamiento de las verificaciones depende que esos errores se identifiquen tempranamente para subsanarlos a tiempo. Ese es el objetivo de las pruebas gremlins, asegurar que las pruebas de calidad sean efectivas.
Para ello, Ford nos contaba que emplean sistemas de visión encargados de verificar, mediante fotografías, que cada componente, y cada pieza, se corresponde con la que debería montar un coche concreto.
Según el proceso de calidad del que se trate, una fábrica suele realizar diferentes análisis en cualquier etapa del proceso de producción, pruebas que a menudo se realizan sobre una selección de componentes o vehículos completos, y en ocasiones sobre toda la producción. Este último es el caso de las pruebas que realiza el sistema de visión de la fábrica de Ford, que verifica todos y cada uno de los 400.000 coches y 330.000 motores que se producen cada año en Valencia.
Los sistemas de visión realizan mil millones de fotografías en un periodo de quince días. Ford estima que es el mismo ritmo al que crecen el número de fotografías publicadas en Instagram en toda Europa. Lo cual no está nada mal.
Obviamente, esta tecnología no es única de la fábrica de Ford. En muchas otras fábricas de automóviles hemos podido contemplar cómo los sistemas de reconocimiento de imágenes se empleaban para asegurar la calidad de la producción. Y es más, los sistemas de visión y reconocimiento de imágenes son una solución muy efectiva, y económica, dada la sofisticación del software moderno, sobre otros sistemas basados en láser o ultrasonidos.
Según Ford, las pruebas gremlin de la fábrica de Valencia se llevan a cabo, actualmente, en 34 fases de la línea de producción. Recordemos que de la fábrica de Valencia sale un coche cada 40 segundos y que se producen modelos tan diferentes como el Ford Kuga, el Ford Mondeo, el Ford Galaxy, el Ford S-MAX, el Ford Transit Connect y el Ford Tourneo Connect. Y Ford ya está estudiando la posibilidad de implantar este proceso de calidad, basado irónicamente en tratar de sabotear la producción, en otras fábricas fuera de España.
Para asegurar la calidad en esta y otras fábricas del óvalo azul, Ford nos contaba que cuentan con sistemas de micrófonos ultrasensibles, encargados de comprobar que los conectores de los motores están bien conectados; «escuchadores de motores», que por ejemplo se encargan de comprobar que cada Ford Focus RS está bien afinado; plumas de emú, para quitar el polvo a los modelos antes de pintarlos; cámaras digitales, que identifican imperfecciones en la pintura; pruebas de audio para los sistemas Bluetooth; e incluso pruebas virtuales para analizar el funcionamiento de las ayudas a la conducción.
Fuente: Ford
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