En 2003, la fiebre del tuning asolaba Estados Unidos y Europa. La popularidad de «A Todo Gas» estaba en su punto álgido, y shows como el SEMA de Las Vegas atraían la atención de fabricantes y empresas de aftermarket por partes iguales. El SEMA Show sigue siendo importante, pero ya no vemos prototipos tan especiales como aquél Toyota Camry con motor de la NASCAR o este Ford Focus RS8 Concept, estrella del SEMA Show hace ya más de 13 años. Un Ford Focus RS creado por Ford Performance, encargado con extra de potencia y cilindros. Un Ford Focus muy especial.
De los Ford más deportivos hemos hablado largo y tendido en Diariomotor. Un servidor redactó la historia de los Ford con apellido RS, en la que el Focus RS de primera generación tenía un puesto destacado. Eran coches que sólo compartían un 30% de piezas con un Ford Focus convencional, con un motor desarrollado y puesto a punto por Cosworth. Clásicos instantáneos de comportamiento espectacular, gracias a su ligereza y tren delantero con diferencial autoblocante. Hoy por hoy es imposible encontrar unidades a precios asequibles.
Ford Performance juzgó su potencia de 215 CV como insuficiente. Ya que el coche siquiera se había vendido en Estados Unidos, trataron de acercarlo al público americano, y lo hicieron a la americana. Abandonaron su motor 2.0 turbo de cuatro cilindros y lo reemplazaron por un 5.0 V8 «Cammer». Un crate engine – un motor que cualquiera puede adquirir para su uso en diferentes proyectos – que compartía gran parte de elementos con el 5.4 V8 del Ford Mustang SVT Cobra de la época – uno de los mejores Mustang deportivos de la historia.
Del motor del Ford Mustang SVT Cobra heredaba su cigüeñal reforzado – entre otros componentes – pero el «Cammer» tenía una culata de cuatro válvulas y componentes internos de mayor resistencia mecánica. La idea era que los dueños de este propulsor lo pudieran potenciar aún más, y aguantase exigentes sesiones de circuito o drag racing. Este V8 era capaz de desarrollar la friolera de 420 CV de potencia y 500 Nm de par máximo, cifras que doblaban los guarismos del Ford Focus RS en su configuración de serie.
El reto de Ford Performance a la hora de construir no fue baladí. En primer lugar, tuvieron que ingeniárselas para instalar en el vano motor del Ford Focus un V8 de cinco litros de cubicaje. A continuación, tuvieron que hacer que la electrónica del coche se comunicase con el nuevo motor, algo no tan complicado gracias a la naturaleza plug&play de la electrónica de los «crate engine». El verdadero reto fue adaptar el coche a un esquema de propulsión trasera. Una tarea titánica que exigió la reconstrucción de parte del coche.
Los esquemas de suspensión fueron completamente rediseñados, con la ayuda de empresas externas como Kugel Komponents. En el eje trasero usaron un diferencial de 8,8 pulgadas diseñado por Ford Racing, así como una suspensión Multimatic, ajustable en altura. Estéticamente, era difícil distinguir a este Ford Focus RS de sus hermanos de cuatro cilindros. Sólo los más observadores habrían detectado unas nuevas salidas de escape, unas ruedas traseras de mayores dimensiones y el diferencial, asomando discretamente bajo el paragolpes.
Ford no vendió de forma oficial un Focus RS de ocho cilindros, aunque varios aficionados llevaron a cambio operaciones de transformación similares y Ford Performance llegó a plantearse ofrecer kits de conversión. Habría sido un excelente fin de fiesta para el primer Ford Focus RS.
En Diariomotor: