Hoy mismo os contábamos cómo un tuit de Donald Trump había puesto contra las cuerdas a General Motors y, de una forma u otra, y desde que comenzase la campaña electoral para las presidenciales de los Estados Unidos, a toda la industria del automóvil. La defensa de los empleos de casa y la cruzada del presidente electo de los Estados Unidos contra los fabricantes que están enviando parte de su producción a países como México, ya está teniendo consecuencias. Ford anuncia que cancelará la inversión de 1.600 millones de dólares en la nueva factoría de San Luis Potosi, México, que se anunció hace tan solo unos meses, en abril de 2016. El único premio de consolación para las factorías de Ford en México será el nuevo Ford Focus.
Recordemos que Donald Trump criticó con mucha dureza este plan de inversiones. Trump llegó a referirse a él como «una auténtica desgracia» y declaró que «los políticos deshonestos y los intereses especiales que les controlan se estaban riendo en la cara de los ciudadanos de Estados Unidos». Trump llegó a decir que «estas transacciones ridículas, que destruyen empleos, no se producirían cuando fuera presidente». Y así ha sucedido. Antes de que Donald Trump haya llegado incluso a concluir la transición hacia la Casa Blanca, Ford ya ha anunciado que cancelará este plan de inversiones con el que pretendía construir una nueva fábrica que comenzaría a trabajar en 2018.
Mientras tanto, Ford sí reconoce que la nueva generación del Ford Focus se fabricará en la factoría de Hermosillo, en México. Aunque garantizan que se salvaguardarán 3.500 empleos en Estados Unidos con otro plan de inversiones no menos ambicioso.
La más beneficiada de este movimiento será la Flat Rock Assembly Plant de Michigan, en la que se invertirán 700 millones de dólares para llevar a cabo un ambicioso proyecto de electrificación que incluirá la llegada de un Ford Mustang híbrido y un Ford F-150 híbrido. Un plan con el que se crearán 700 empleos directos. Michigan, además de producir el Ford Mustang en todas sus variantes, y el nuevo Lincoln Continental, también será la fábrica escogida para producir los primeros coches autónomos de Ford.
Las amenazas de Donald Trump y, sobre todo, el panorama al que se enfrenta la industria del automóvil de llevarse a cabo su plan económico, parece que ha comenzado a surtir efecto en los fabricantes de coches de los Estados Unidos.
¿Quién será el próximo en recibir un nuevo ataque de Trump? ¿Qué decisiones se tomarán en los próximos años derivadas de la visión proteccionista de la economía del próximo presidente de los Estados Unidos?
Fuente: Ford
En Diariomotor: