Ford es uno de los fabricantes de coches con más solera del actual panorama automovilístico. Aunque fabricantes como Peugeot o Mercedes – por poner dos ejemplos – fueron fundados décadas antes de Ford, a Ford se le atribuye un hito que cambió para siempre la industria del automóvil: la fabricación de coches en cadena. El hito que logró abaratar hasta un extremo nunca visto el coste unitario de fabricación de los coches. Y curiosamente, es una de las pocas marcas cuyo logotipo no ha variado un ápice en más de un siglo de historia. ¿O no fue así?
En verdad, el logotipo de Ford ha cambiado durante la historia de la marca. El logotipo de 1903 bien podría pasar por el de un fabricante de muebles o tornillos, era poco más que una tipografía moderna – para la época – sobre un ornamentado fondo. En 1909 el logotipo fue modificado, y la misma tipografía clásica que conocemos a día de hoy entró por primera vez en escena. A partir de 1912, el apellido de Henry Ford fue rodeado por un sencillo óvalo monocromo, y como suele decirse, el resto es ya historia. Historia viva del automóvil.
Aunque la tipografía se ha estilizado ligeramente con los años y el color azul de fondo no llegó hasta el año 1927, el logotipo de Ford apenas ha variado en más de un siglo. Es uno de los emblemas más reconocibles, y parece increíble que haya soportado el paso de las décadas sin cambiar. Sin embargo, todo estuvo a punto de cambiar para siempre en el año 1966, cuando la agencia de diseño del legendario Paul Rand propuso un completo rediseño de la imagen de marca de Ford. Un rediseño que habría alterado para siempre nuestra imagen de Ford.
Para los que no estéis familiarizados con sus obras, Paul Rand es considerado uno de los mejores diseñadores gráficos de todos tiempos. Fallecido en 1996, entre sus obras están los logotipos de IBM, UPS, Cummins Diesel o ABC News, entre muchísimos otros. La mayor parte de sus trabajos más conocidos tuvieron lugar en los años 60 del pasado siglo. En ese sentido, la propuesta de nueva imagen de marca para Ford es absolutamente representativa de su trabajo. En su presentación a Ford, Rand explicaba los motivos que le llevaron a dar un radical lavado de cara a su imagen.
La imagen de Ford provenía de una época en la que el estilo neoclásico, los detalles ornamentales y las florituras estaban a la orden del día. La vida era mucho más compleja y ceremoniosa. Las fiestas eran pomposas y la gente vestía con sombreros y pamelas que hoy en día nos horrorizarían. Por contraste, en los años sesenta, la vanguardia económica y tecnológica estaba representada por un sencillo y minimalista modernismo. Este modernismo no solo estaba presente en la arquitectura o el diseño de automóviles, si no también en la imagen de marca.
Era un diseño mucho más limpio, funcional y de vanguardia. Por ello, el logotipo presentado por Paul Rand buscaba ser simple, geométrico y ordenado. Debía reflejar la precisión de las máquinas que Ford fabricaba, sugiriendo velocidad, eficiencia y practicidad. El logotipo aplanaba el logo de Ford, que quedaba abierto por abajo, siendo una extensión del palo de la efe. Aún era reconocible perfectamente como el logotipo de Ford, pero era mucho más avantgarde. Parecía un logotipo idóneo para la época, pero hoy día, hubiera necesitado un rediseño moderno.
Ford optó por mantener su imagen de marca y sus logotipos, que apenas han variado a día de hoy. Pero es una interesante historia, que quizá cambió para siempre a Ford en un universo paralelo.
Fuente: Paul Rand Design | The Drive