La realidad virtual y la realidad aumentada, dos tecnologías que, más allá de su nombre, tienen mucho que ver entre sí, se antojan como toda una revolución para la industria del automóvil. Y su potencial probablemente vaya mucho más allá de lo que nuestra imaginación, a día de hoy, podría concebir. Se espera que esta tecnología transforme por completo procesos como la búsqueda de un automóvil en el concesionario, las tareas de ensamblado en una línea de montaje, o incluso el proceso creativo de diseño de un automóvil. Microsoft y Ford están asociadas desde hace tiempo, entre otras cosas para investigar las posibilidades de la realidad aumentada y tecnologías como Microsoft HoloLens. Y el mejor ejemplo lo tenemos en este vídeo, en el que vemos cómo el frontal de un Ford Mondeo puede transformarse en algo así como un Toyota Prius gracias a Microsoft HoloLens. De cómo un diseñador, o un cliente, puede ver un Ford Mondeo recibiendo rasgos que, en cierta medida, nos recuerdan a un producto tan diferente como el Toyota Prius.
El vídeo es un buen anticipo de cómo la realidad aumentada puede revolucionar alguno de los ámbitos que ya comentábamos anteriormente. El proceso de diseño de un automóvil es complejo, y requiere miles de cambios, a lo largo de diferentes etapas que van desde los bocetos en papel, hasta los diseños tridimensionales en herramientas informáticas, y posteriormente en modelos de arcilla a escala o tamaño real, para finalmente acabar en un prototipo real, y en el producto final.
Ofrecer al diseñador la posibilidad de ir visualizando todos esos cambios ahorrando tiempo en procesos intermedios, como el moldeado de la arcilla, o la creación de diferentes iteraciones del prototipo, ayudaría a acelerar el diseño de un automóvil. Pero eso no es todo.
En el vídeo vemos un Ford Fusion, el Ford Mondeo europeo, y cómo desde unas gafas virtuales pueden transformarse rasgos como su frontal. Para este vídeo, Ford y Microsoft han escogido un diseño tan caprichoso como la mezcla de los frontales de un Toyota Prius y de su variante híbrida enchufable, el Toyota Prius Plug-In.
Ahora imaginemos lo interesante que sería que un cliente pudiera acudir a un concesionario, ponerse unas gafas, y contemplar a un coche con diferentes kits de carrocería, acabados de pintura, o incluso diseños interiores. Tal vez ese mismo concesionario podría mostrar cientos de configuraciones, reduciendo sus coches en el expositor a unas cuántas unidades. Quién sabe si incluso podríamos encontrarnos esta tecnología en expositores multimarca, desde los cuáles, y empleando un coche como base, se pudiera incluso contemplar en realidad aumentada diferentes modelos, de diferentes fabricantes.
En definitiva, la realidad aumentada y la realidad virtual son algunas de las tecnologías más prometedoras para la industria del automóvil y su potencial va mucho más allá de lo que, de momento, estamos viendo en aplicaciones como las avanzadas por industria del videojuego.
