Se trata, sin duda alguna, de lo más salvaje que vas a ver hoy, esta semana y posiblemente sea también lo más bestia automovilísticamente hablando que hayas visto en lo que llevamos de año. Hablamos de la última gran evolución de la actual generación del Ford Mustang, el mítico modelo de la firma norteamericana que, pese a la evidente tendencia a la electrificación, parece que está más vivo que nunca. El monstruo que ves en las imágenes se llama Ford Mustang GTD, y es una auténtica joya sobre ruedas.
La actual generación del Ford Mustang (la séptima) se presentó hace menos de un año con el firme propósito de replicar el éxito de la generación que aún a día de hoy se sigue comercializando en buena parte del globo. Con motores puramente térmicos de cuatro y ocho cilindros, el Ford Mustang parece resistir como el último reducto para los amantes de la potencia bruta y la más pura receta americana de potencia asequible.
Ford Mustang
Sin embargo, con esta generación la gente de Ford ha decidido demostrar al mundo la capacidad del Mustang para destacar también en el terreno de la competición, creando todo tipo de versiones como el Ford Mustang GT3, el Ford Mustang GT4 o el Ford Mustang Dark Horse R. Ahora la firma del óvalo azul tira la casa por la ventana presentando el Ford Mustang GTD, un verdadero coche de carreras que podrás sacar a la calle… si te atreves.
El GTD es el Ford Mustang más salvaje de la historia
800 CV. Fibra de carbono. Transaxle. Push-rod. Todos estos conceptos, algunos más familiares que otros, se encuentran recogidos en el Ford Mustang GTD, cuya nomenclatura hace referencia al campeonato IMSA-GTD en el que, por cierto, compite el mencionado Mustang GT3 al que antes hemos hecho referencia. El aspecto del Mustang GTD deja poco a la imaginación, ya que su impronta es verdaderamente impactante con una carrocería completamente diferente a los modelos convencionales, mucho más ancha y baja, muy evolucionada aerodinámicamente hablando y, como hemos mencionado, construida en su práctica totalidad en fibra de carbono.
Apenas algunos elementos, como los paneles exteriores de las puertas, hacen uso de elementos metálicos (aluminio) para su construcción. Como podrás imaginar, la enorme cantidad de elementos aerodinámicos que aparecen a simple vista son plenamente funcionales, con especial relevancia en el caso de las rejillas de las aletas delanteras, que evacúan la sobrepresión creada en el paso de rueda, y el gigantesco alerón posterior de tipo «semi colgante» al ubicar sus pilares en la parte media del portón.
Las llantas, de 20 pulgadas, serán de serie de aluminio forjado aunque para aquellos que busquen aún más rendimiento podrán optar por un juego opcional construido en magnesio, aún menos pesado y más resistente. Como dato anecdótico, el Mustang GTD calzará neumáticos de 375 milímetros en el eje posterior, los más anchos que equipa en la actualidad un vehículo de calle. Decimos «calzará» porque la producción de este monstruo americano arrancará en aproximadamente año y medio, de manera que las primeras unidades llegarán a la calle ya entrado 2025.
El Mustang GTD es una oda a la técnica automovilística
Siguiendo con la serie de conceptos que hemos descrito antes, el Ford Mustang GTD contará con una potencia que rondará los 800 CV como mínimo, extraídos (cómo no) de un bloque V8 con 5.2 litros de cubicaje y sobrealimentación mediante compresor. Por primera vez en un Mustang, Ford utilizará un sistema de lubricación por cárter seco, especialmente indicado para situaciones de alta exigencia en circuito.
La transmisión es otra de las claves de este nuevo Mustang, ya que la marca utilizará una caja de cambios automática, de ocho relaciones y doble embrague, fabricada por Tremec y colocada en posición «transaxle», o lo que es lo mismo, sobre el eje trasero. De esta manera, hace uso de un eje de fibra de carbono para unirse al propulsor, favoreciendo así un reparto de pesos más apropiado. Es también el primer Ford Mustang que hace uso de este sistema, más habitual en los grandes deportivos europeos.
A nivel de chasis, el Ford Mustang GTD contará con muelles helicoidales y amortiguadores de dureza variable en las cuatro ruedas, pero el sistema de suspensión se modifica sustancialmente respecto a otros Mustang más convencionales. Así, en el eje delantero se sustituyen las columnas McPherson por un sistema de doble triángulo (paralelogramo deformable) mientras que en la parte trasera los cambios van más allá, desechando el esquema multibrazo para instalar un sistema push-rod en el que los muelles y amortiguadores van colocados casi en horizontal, y éstos sobre un subchasis tubular. Es decir, ni amortiguador ni muelle tienen contacto directo con la mangueta, sino que éstos son accionados a través de una serie de barras de manera que su geometría nunca se ve modificada a consecuencia de las fuerzas G.
Como ya hemos mencionado, el Ford Mustang GTD, cuyo precio arrancará en el entorno de los 300.000 dólares en EEUU, llegará a las calles en 2025 como la variante más salvaje, extrema, prestacional y cara que nunca hayamos visto de un Mustang. Está por ver si nuestro sueño se cumple y el GTD también pisa las carreteras del viejo continente. ¿No sería una auténtica pasada?
