Cuando un coche se actualiza, en lo que denominamos el ecuador de su ciclo comercial, es habitual que pensemos que los cambios estéticos que ha sufrido únicamente responden a la necesidad de que luzca más apetecible, moderno, o simplemente diferente. Y no estamos muy equivocados, porque a menudo así es. Pero también es interesante saber que, en otros muchos casos, esos pequeños cambios en la estética se ven reflejados en la funcionalidad, como en el caso de uno de los productos más deseados de Ford. Recordemos que el Ford Mustang acaba de renovarse, destacando especialmente algunos cambios estéticos. Lo que tal vez no sabías es que esos pequeños detalles han contribuido a hacer de este nuevo Ford Mustang un coche mejor y que incluso un trozo de cinta aislante en el frontal ya puede contribuir a que el Mustang sea un coche más ágil y eficiente. ¿Pero cómo?
Cuando se actualiza un producto no se pueden cambiar todos los paneles, principalmente porque sería demasiado costoso para un fabricante realizar una actualización mayor de sus coches cada dos años y medio, o cada tres años. Por contra, los fabricantes sí que trabajan en esos pequeños detalles que pueden marcar la diferencia, en situaciones que no siempre es fácil experimentar.
Ford Mustang
Y el mejor ejemplo lo tendríamos en la contribución de los ingenieros Mikel Del Zio y Jonathan Gesek, cuyo trabajo pasó por poner a punto al renovado Mustang.
Imagen y galería del Ford Mustang 2018
Tras unas vueltas en un circuito de pruebas de alta velocidad, Del Zio se encontró con discrepancias entre la teoría del túnel de viento, y la sensaciones que se encontró probando un prototipo del Mustang. El coche no respondía como el quería en las curvas, especialmente por la falta de estabilidad del tren delantero.
Con una solución tan sencilla y socorrida como un trozo de cinta aislante cubriendo la parrilla inferior del Mustang descubrirían que el control sobre el coche, y la estabilidad del tren delantero, había mejorado en curvas rápidas. Es un detalle que en el día a día ningún cliente va a experimentar, pero que al llegar al final de una recta a 250 km/h, frenar, y encarar la curva, sí puede contribuir a que el conductor tenga una confianza mayor y sobre todo un mejor control de su coche. Al menos eso nos dice Ford.
Un detalle aparentemente nimio como este llevaría a que el actualizado Ford Mustang se presente con un nuevo diseño del parachoques frontal, en el que las entradas de aire inferiores son más pequeñas.
sino sobre todo a la búsqueda de mejoras en la estabilidad, la agilidad, y la eficiencia
Imagen y galería del último Ford Mustang, anterior a la actualización, que probamos.
No son los únicos cambios que ha experimentado el nuevo Ford Mustang. También se ha rebajado el abultamiento del capó, se ha optimizado el diseño del labio frontal y se ha mejorado el flujo de aire en los bajos.
Os contaré una anécdota. La primera vez que tuve ocasión de conducir el Ford Mustang de esta última generación nos encontramos con que a velocidades cercanas a los 200 km/h el capó botaba. Si viajábamos a 220 km/h, o velocidades incluso superiores, el movimiento del capó era tan acusado que, sinceramente, daba miedo. Evidentemente eso es algo que un cliente no experimentará a diario y que, muy probablemente tardaría en descubrir meses después de haber comprado un coche. Tal vez nunca lo descubriera. Nosotros tuvimos la suerte de que nuestra primera prueba del Ford Mustang transcurrió por carreteras alemanas, y al encontrarse con un tramo de Autobahn con muy poco tráfico, y sin límite de velocidad, ¿quién podría resistirse a pisar a fondo el acelerador y alcanzar velocidades que en España nos llevarían a la cárcel?
o el flujo de aire en los bajos y el vano del motor
Imagen y galería del renovado Ford Mustang con el paquete Pony.
Intuimos que este defecto, y otros muchos detalles que fuera necesario pulir, se han corregido con los cambios en el frontal que vemos en el nuevo Ford Mustang. Sobre todo con un sistema que cierra automáticamente la parrilla frontal, cuando no es necesaria su apertura para la refrigeración del motor, y hace que el aire vaya rodeando al Ford Mustang, y no entre hacia el motor y provoque presión alguna sobre el capó.
Ford asegura que estas pequeñas modificaciones también han contribuido a la mejora de la eficiencia de su coche. Y no lo dudamos. Y aunque una décima arriba, o una décima abajo, no vaya a marcar la diferencia, hacer que visites menos la gasolinera, o que tu Mustang gaste tan poco combustible como un mechero, esa sí que es una mejora que de alguna forma puedes experimentar a diario.
De manera que el ejemplo del trozo de cinta aislante, más allá de ser curioso y divertido, es una buena forma de entender cómo un coche es un conjunto de componentes, y especialidades, que van más allá de un motor, y un chasis, y que como en una buena pieza de música clásica, solo tiene el éxito garantizado cuando todos los instrumentos y los artistas están perfectamente coordinados.