La imagen que todos tenemos en mente del pony car por excelencia, del producto más conocido internacionalmente de Ford, es la de ese coupé, ese Ford Mustang musculado, con un motor de ocho cilindros en uve rugiendo con un sonido gangoso. Los motores V6 también son la esencia del Mustang y, desde hace poco, los motores de cuatro cilindros en línea, y turbo, se han convertido en una opción que, lejos de ser una herejía, nos ha parecido interesante y coherente, en estos tiempos que corren. ¿Pero sabías que existió un Mustang con motor V10? ¿Por qué no se atrevió Ford a lanzarlo?
Existió un Ford Mustang con motor V10 y era espectacular
Oficialmente Ford jamás proyectó y ni tan siquiera experimentó con la posibilidad de lanzar un Ford Mustang con motor V10. La realidad, o al menos la historia que Motor Trend nos contaba en 2004, es que este Mustang de diez cilindros nacería a iniciativa de dos ingenieros de Ford, que en sus ratos libres quisieron aprovechar una mula de pruebas, que estaba destinada inexorablemente a ser achatarrada, para crear un deportivo épico.
Ford Mustang
Aunque Ford no reconociera oficialmente la autoría, es evidente que este proyecto apócrifo, difícilmente se podía hacer de espaldas a la marca.
Sea como fuere, estos ingenieros llegaron a crear la bestia. Tomando la base de un Boss 351, se pusieron manos a la obra para modificar su motor V8 de 4.6 litros, e incorporar dos cilindros adicionales. Aquella prueba de Motor Trend hablaba de una potencia por encima de los 430 CV entregada, como no podía ser menos, al tren trasero. En el vídeo superior puedes hacerte una idea de cómo sonaba y cómo quemaba rueda este Mustang, del que ya os hablamos hace tiempo en el Espacio Ford. Ver artículo: Ford Mustang Boss 351 V10, el experimento fallido de Ford.
Por excitante que pudiera resultar la idea de un Mustang con un motor de diez cilindros, y tanta potencia, Ford jamás tuvo la más mínima intención de desarrollar un Mustang V10. Tampoco ayudaría su predilección para perder tracción, y quemar rueda. Personalmente también me cuesta imaginar cómo podía afectar a su agilidad el peso extra de este motor sobre el tren delantero.
De manera que aquel Mustang desarrollado en sus ratos libres por unos ingenieros acabaría siendo una mera anécdota. Se dice que, en aquellos mismos años, la sección australiana de Ford también desarrolló un prototipo, con propósitos meramente publicitarios, de un Mustang Convertible V10.