La industria del automóvil europea no ha tenido nunca antes un cambio de rumbo tan marcado y tan rápido en el tiempo como el que ha generado la llegada del coche eléctrico. Esto hizo que muchos fabricantes tuvieran que replantear estrategias y planear una transición de las mecánicas convencionales a las eléctricas puras, con el coche híbrido como paso intermedio.
En un movimiento pensado para proteger su tejido industrial en Francia, Renault tomó la decisión de establecer en su país de origen la estructura necesaria para producir allí sus coches eléctricos, planteados en principio como una apuesta a largo plazo, mientras que relegó a España un papel secundario al encargar a las dos fábricas que tiene aquí, así como a sus plantas periféricas, la producción de sus coches híbridos, definiéndolo como el ‘polo híbrido’ de su estrategia
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Francia quiere sus coches híbridos de vuelta
Apenas tres años más tarde desde la ejecución de los primeros pasos de esta estrategia, y tal y como ha anunciado el propio CEO del consorcio, Luca de Meo, en unas declaraciones recogidas por La Tribuna de Automoción, los sindicatos franceses reclaman de vuelta a Francia la producción de los coches híbridos.
Ha sido, más concretamente, en una mesa redonda celebrada con la prensa española durante el Salón del Automóvil de París en la que De Meo ha entrado en detalle acerca de esta cuestión: «Ahora que veis lo difícil que es vender eléctricos y lo fácil que es vender híbridos tendríais que decir ‘Luca tenías razón’, es muy buena apuesta por España, por los empleos, por todo». Recalcó: «es mucho más arriesgado lo que hemos hecho en Francia que en España«.
La reclamación por parte de los sindicatos franceses es fácil de entender. Los coches eléctricos no están despegando en el ámbito comercial, y ante la necesidad de optar por mecánicas más limpias y de menor consumo que las tradicionales, los coches híbridos están demostrando ser el relevo perfecto, especialmente ante el diésel.
Tomando los números de Renault como ejemplo, en este 2024, hasta septiembre, la marca había conseguido poner en las calles de toda Europa poco más de 36.000 unidades de sus principales coches eléctricos, los Megane y Scénic, así como también las últimas unidades producidas del Zoe, que aún tienen efecto en estas cifras (unas 3.000 unidades en total, según los números de Autonews Europe).
Sólo sumando las ventas de Arkana y Austral, que se comercializa únicamente con mecánicas híbridas ligeras e híbridas convencionales se supera ampliamente esta cifra: suman más de 83.000 unidades, lo que supone, sólo entre dos coches, 50.000 matriculaciones más que los tres coches eléctricos más importantes de la marca. Uno de ellos, además, el Austral, fabricado en España. A esto, además, se podrían sumar también las ventas de las versiones híbridas de los Clio y Captur para elevar aún más la diferencia.
Es cierto, no obstante, que los coches eléctricos con mayor potencial de la firma del rombo aún no han terminado de desplegarse comercialmente. El Renault 5 está a punto de dar comienzo a sus entregas, mientras que el Renault tan sólo fue presentado ayer mismo en su forma final de producción, por lo que no será hasta bien entrado 2025 cuando se empiecen a notar sus efectos en las matriculaciones de coche eléctrico de Renault.
Aun así, por cómo está actuando el mercado y las cifras de ventas que logran el resto de fabricantes, se antoja difícil que un coche como el Renault 5, de apenas 350 kilómetros de autonomía real y más de 30.000 euros de precio (ayudas aparte), se sitúe a la misma altura en términos de ventas que un híbrido que cuesta 10.000 euros menos, como es el Clio.
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