La mayor sorpresa tras el Ferrari Purosangue no está en su diseño, su configuración de 4 puertas y 4 plazas o tan siquiera su motor V12 atmosférico. La mayor innovación y el gran secreto del Ferrari Purosangue está en su suspensión, un desarrollo inédito en su clase con el que Ferrari quiere marcar distancias con respecto a todos sus rivales, prometiendo un comportamiento nunca antes visto en un SUV. ¿De verdad será tan buena la conducción del Purosangue? Vamos a averiguarlo.
Decía Ferrari durante la presentación oficial del Purosangue que una de las claves para dar luz verde a la fabricación de un SUV fue encontrar la suspensión adecuada. A tenor del tamaño del Purosangue, casi 5 metros de largo y 1,6 metro de alto, y un peso considerable, más de 2 toneladas en vacío, Ferrari no quería poner en las calles un coche cuya conducción estuviese penalizada por el balanceo e inercias que sufren este tipo de carrocerías.
Ferrari Purosangue
Y para ello, aunque el Purosangue ha conseguido una distribución de pesos practicamente óptima (49/51) y un bajo centro de gravedad para su condición, la clave para conseguir un buen comportamiento durante la conducción estaba en la suspensión. Diseñada de forma específica para el Purosangue bajo el nombre de Ferrari Active Suspension Technology (F.A.S.T.), Ferrari recurrió al especiliasta canadiense Multimatic, desarrollando ex professo un nuevo equipo de suspensión activa que combina un amortiguador hidráulico de paso variable, un muelle helicoidal y un sistema de control eléctrico que trabaja a 48 voltios y que recibe el nombre de TrueActive Spool Valve (TASV).
A través de este sistema, Multimatic asegura que estamos ante una suspensión verdaderamente activa, superando por lo tanto a las suspensiones de tipo pasivo o adaptativas cuyo principio de funcionamiento es reactivo. Siendo capaz de modificar en tiempo real dureza, respuesta y altura, el Purosangue es el primer modelo de la marca y de su categoría en hacer uso de una suspensión con esta tecnología, lo cual pretende servir al crossover italiano para diferenciarse de rivales directos como el Lamborghini Urus, el Porsche Cayenne Turbo GT o Aston Martin DBX.
Obviamente, este prometido mejor comportamiento habrá que comprobarlo al volante del Purosangue, pues no hay que olvidar que los competidores del Purosangue, pese a defender planteamientos en teoría más convenciales como vehículos SUV, también cuentan con no pocas tecnologías y sistemas para ofrecer una dinámica de conducción al más alto nivel.
