El pasado 5 de febrero entró en vigor la normativa de la Unión Europea que incluía las sanciones a Rusia por la invasión a Ucrania: entre ellas, destacaba la prohibición de importar diésel y derivados del petróleo procedentes del citado país porque se esperaba el temido efecto mariposa en los precios de los surtidores. De momento, no ha sido así… sino todo lo contrario. ¿Cómo se explica esta contradicción del diésel?
El veto a Rusia no se ha notado, por ahora, en el precio del diésel… a pesar de que alrededor del 40% de las importaciones comunitarias procedía de allí. Ha vivido, incluso, la situación contraria: su coste ha bajado hasta ser más barato que la gasolina, algo que no veíamos desde agosto de 2022.
El último Boletín Petrolero de la Unión Europea fue publicado el pasado jueves, 16 de febrero, y desvelaba que el precio medio del litro de gasolina costaba 1,633 euros: el del diésel se pagaba a 1,628 euros. Cifras más bajas que las de la semana previa: 1,655 y 1,677 euros, respectivamente.
Si sacamos la calculadora comprobaremos que, en la primera semana entera con el veto al petróleo ruso en vigor, el coste del combustible ha bajado: especialmente el del diésel, que se ha desinflado un 2,92%. Es el mayor descenso experimentado por este carburante en lo que llevamos de 2023.
¿Por qué no sube el diésel? ¿Por qué baja?
La pregunta es evidente: si se supone que las sanciones a Rusia se iban a notar en los surtidores, ¿por qué el comportamiento está siendo el opuesto? Lo cierto es que el incremento en los precios del diésel llegará, pero no de manera inmediata. Desde que Europa anunció el veto hasta que entró en vigor, pasaron varios meses y durante ese tiempo, se hizo acopio de reservas. Por lo tanto, la verdadera reacción a esta prohibición llegará cuando este stock comience a acabarse y haya que reponerlo.
Hay que tener en cuenta, además, que Europa ha dejado de importar diésel desde Rusia: no así países como India y China, que sí siguen comprando y usan sus refinerías para abastecerse, pero también para negociar. Al Viejo Continente podría estar llegando petróleo ruso de manera indirecta. No hay que perder de vista, tampoco, a otro actor: Estados Unidos, cuya producción no ha bajado. El resultado de todos estos movimientos es una bajada en el precio del diésel por parte de los productores.
Otra de las explicaciones las encontramos en el clima: este invierno está siendo más cálido de lo habitual y esto contribuye a una moderación en el precio del diésel. La razón es evidente: Europa no ha puesto tanto la calefacción y la demanda de este combustible ha sido más baja de lo que se esperaba. Todo apunta a que esta será la norma de los próximos meses, ahora que se acerca la primavera y se prevé que el mercurio comience a subir gradualmente.
¿Y en el futuro?
Todos los expertos coinciden en que es complicado hacer estimaciones en el actual escenario, pero se aventuran a pronosticar que los próximos meses estarán marcados por la inestabilidad. Las previsiones apuntan a que a finales de marzo se podrían notar las dificultades para mantener el stock de diésel porque con lo que llega desde el Golfo Pérsico y desde Estados Unidos, no sería suficiente.
No obstante, la escasez de los barriles podría ser parcial y aunque sí se espera un aumento en el precio del diésel, calculan que no llegará a niveles tan extremos como los vividos en 2022.
