Los coches eléctricos son cada vez más abundantes en nuestras carreteras. Aunque en España no suponen un gran porcentaje de los coches en circulación, la película es muy diferente si miramos la radiografía de ventas de otros países europeos. Los eléctricos de masas llevan años entre nosotros, pero para la mayor parte de compradores, son coches con una cierta curva de aprendizaje. No solo hablo de problemáticas como su recarga, si no de efectos secundarios no previstos por el grueso de compradores… que afectarán a su bolsillo.
De nuevo, no hablamos de seguros o reparaciones, aunque tengan su problemática específica. Hablamos de un componente que todo coche eléctrico comparte con un coche de combustión: sus neumáticos. Según un estudio publicado por J.D. Power en Estados Unidos, los propietarios de coches eléctricos esperan la misma vida útil de los neumáticos de un coche eléctrico que en los coches de combustión que usaban anteriormente. El estudio concluye que los coches eléctricos desgastan sus neumáticos más rápidamente que los coches «tradicionales».
A causa de ello, se está produciendo una diferencia notable en la satisfacción acerca de este componente entre ambos tipos de vehículos. Esta diferencia es desfavorable al coche eléctrico, y además, no es esperada por parte de los propietarios de estos coches. De hecho, el estudio sugiere que los usuarios de coches eléctricos se encuentran desinformados al respecto, y acaban dándose cuenta de la menor vida útil de sus neumáticos por sí solos. Esto no solo redunda en un mayor gasto, si no que puede hacerles sentir insatisfechos o incluso engañados.
J.D. Power afirma que los fabricantes de neumáticos y coches eléctricos deberían educar a sus clientes al respecto. Ahora bien, ¿por qué los neumáticos de un coche eléctrico tienen una menor vida útil? Hay varios factores en juego. En primer lugar, los coches eléctricos son notablemente más pesados que sus contrapartes térmicas. A este mayor peso se une el hecho de que los motores eléctricos entregan todo su par motor desde el momento que rozamos el pedal derecho. Es pura física que sus neumáticos acusen un mayor desgaste.
Tampoco podemos olvidar que las gomas para coches eléctricos suelen ser más caras que los neumáticos convencionales a los que estamos acostumbrados. Sus compuestos deben mantener un equilibrio entre agarre, un buen comportamiento en seco y mojado, y la baja fricción de rodadura necesaria para maximizar la autonomía de un coche eléctrico. Además, el mayor peso de un eléctrico debe ser tenido en cuenta a la hora de desarrollarlos. Un equilibrio delicado que supone todo un desafío para un fabricante de neumáticos – y necesariamente eleva su coste.
Por último, conviene mencionar que los eléctricos modernos suelen tener llantas de grandes dimensiones y neumáticos que pueden ser bastante anchos – no en balde, una parte importante de los coches eléctricos son todocaminos de dimensiones generosas. El resultado de todo esto es que el propietario medio de un eléctrico debe afrontar facturas de mayor importe (y más habituales) que el propietario medio de un coche de combustión en lo que a los neumáticos respecta. Y este capítulo de gasto es importante en el coste global de uso de un vehículo.