Ya es oficial: los automóviles eléctricos de General Motors y Ford tendrán acceso sin sobrecoste a los Superchargers de Tesla a partir del año que viene. En 2022, Tesla abrió su red de recarga de alta potencia a los BEV de otras marcas. Ahora, dos de los tres mayores fabricantes de vehículos de Estados Unidos han anunciado que han llegado a un acuerdo con la firma de Elon Musk para poder expandir rápidamente el acceso a cargadores rápidos en Norteamérica. Su propósito es agilizar la transición de la industria del motor al otro lado del Atlántico.
La asociación entre este trío de gigantes en el sector dará lugar a la infraestructura privada más grande del continente en cuestión con aproximadamente 12.000 puntos de carga que, entre otras cosas, convertirán al Supercharger en la tecnología estándar americana para la recuperación de energía en carretera. Con ese objetivo, tanto GM como Ford habrán de facilitar un adaptador a los clientes de sus coches totalmente eléctricos de nueva generación. Esta compatibilidad, según los responsables de las empresas, acelerará la adopción masiva de BEV.
Con todo, desde 2025 los vehículos eléctricos de GM se producirán con puertos de carga NACS que puedan admitir directamente la conexión de las mangueras de los Superchargers sin necesidades de elementos adicionales para su correcto acople. Es previsible que Ford haga exactamente lo mismo con sus entradas o enchufes. De igual modo, cabe esperar la adecuación de esta estrategia para otros mercados como el europeo. Por el momento, este hecho garantiza que prácticamente dos tercios de los BEV estadounidenses accedan a la red de Tesla.
Una nueva línea de negocio para Tesla: la venta de electricidad, más allá de sus coches
Con base en la pérdida de su liderazgo tecnológico, en el grave retraso de varios de sus productos y en el aumento de su competencia, Tesla se ha visto obligada a bajar el precio de sus modelos actuales de una forma casi radical. En busca de nuevas fuentes de ingresos que puedan compensar su menor rentabilidad con su negocio principal, los de Austin han tenido como buena la idea de colaborar con sus rivales para ganar dinero a través de la que, sin ninguna duda, es su mayor baza: una red de cargadores sencilla, moderna, potente y muy bien mantenida.
Aunque GM y Ford se mostraron reticentes hace un tiempo, en Míchigan también han terminado por ver con buenos ojos aprovechar la infraestructura de una compañía que, pese a ser joven, ha sido la verdadera impulsora del cambio en la industria automovilística a escala global. Tesla ha estado, hasta hoy, un paso por delante del resto en términos de eficiencia, soluciones prácticas e I+D relacionado con la movilidad eléctrica. Su sistema de recarga no es el habitual (e internacional) CCS combinado, pero ello no le impedirá lograr su fin.