Existen guerras que no se ven, que no están en los noticieros y que no parecen afectar al ciudadano de a pie. No obstante, sus consecuencias, en muchos casos, suelen ser iguales que las de las guerras más evidentes. Incluso tienen un mayor efecto a nivel global en términos económicos y afectan a grandes masas de la población en términos de pobreza. La Guerra de las Tierras Raras es una de ellas. Y ha comenzado.
Las tierras raras
Aunque parece algo fuera de este mundo, lo cierto es que las tierras raras son todo lo contrario. Forman parte de la tabla periódica como uno de los elementos esenciales de la material en nuestro entornos. Su nombre procede de que inicialmente estos elementos eran difíciles de estudiar, de aislar respecto de la roca en la que se encontraban, y cuyas propiedades eran difíciles de determinar.
Sin embargo, hoy en días las tierras raras no son nada raro en la Tierra. De hecho, juegan un papel clave en el avance y el futuro tecnológico. Es más, son vitales en tecnologías como la de los coches eléctricos debido a su extremadamente relevante papel en la fabricación de motores eléctricos.
Motores eléctricos con imanes permanentes y tierras raras
Los motores eléctricos funcionan gracias al magnetismo que hace que un elemento estático sea capaz de hacer girar, con múltiples imanes, a un rotor que está en rotación. Para fabricar imanes con esa potencia utilizamos elementos como el neodimio, así como otras tierras raras.
A estos los llamamos imanes permanentes, porque por su naturaleza tienen un campo magnético muy potente. A los motores eléctricos fabricados con estos son denominados motores de imanes permanentes.
Aunque existen motores que no utilizan imanes permanentes y que en su lugar usan electroimanes, y muchos fabricantes están luchando por encontrar una alternativa viable e igual de potente que la de los imanes permanentes, hoy por hoy siguen siendo un elemento vital en el mundo de los vehículos eléctricos y de los motores.
China tiene un monopolio de tierras raras
Hoy por hoy, China es el principal actor en la película de las tierras raras. Concretamente, el 60% de las tierras raras que son «vendidas» en el mundo, provienen del mercado chino. Pero es más, el 90% de toda la producción de tierras raras en el mundo se realiza en China.
Entendamos la producción de tierras raras como el «refinado» de la piedra o roca que se extrae para aislar los elementos como el neodimio de forma que pueda dársele un uso práctico.
Es decir, no solo China es el mayor vendedor de tierras raras, sino que incluso aquellos países que extraen tierras raras recurren a China para que realice el proceso de refinado. Solo ellos han desarrollado tecnologías y procesos de refinado que les permiten dominar el mundo en este campo a ese nivel. Y aquí empieza la guerra.
China prohibe exportar las tecnologías relacionadas con tierras raras
Son las empresas chinas las que han desarrollado los procesos para aislar tierras raras a partir de las rocas o piedras. Es decir, ellos han desarrollado el refinado de tierras raras. Lógicamente, esta tecnología podría exportarse y venderse a otras empresas y a otros países para que ellos también puedan llevar a cabo el refinamiento de tierras raras. Pero China lo ha prohibido. Quiere que esa tecnología sea exclusiva.
A priori, por una cuestión de seguridad geopolítica. La realidad, para seguir teniendo el dominio del mercado ahora que la electrificación parece ser la clave de toda la industria. Ya este año anunciaron limitaciones para la exportación del grafito y de los derivados del grafito debido a la importancia que este tiene también en la fabricación de productos de la industria eléctrica como los propios motores o baterías de coches eléctricos.
Sin embargo, esto es un paso más. Es una guerra. Una guerra que no se libra con fusiles, sino una guerra donde las armas son principalmente tecnológicas y de mercado. China tiene el poder de debilitar a sus rivales, haciendo que dependan de ellos para poder continuar con su nivel industrial.
Un solo caso hipotético: ahora que Francia ha dejado fuera a los coches chinos de sus ayudas para adquirir un nuevo coche eléctrico, ¿cuánto le costaría a China cambiar esto si limita la cantidad de materiales clave que necesitan los fabricantes de coches franceses como Peugeot, Renault o Citroen? Esto no va a suceder en el corto plazo, desde luego. El propio grupo Renault tiene fábricas de Dacia en China. Y el país asiático tiene objetivos geopolíticos más amplios. Pero es una muestra evidente de cómo China seguirá dominando el mercado de los coches eléctricos y de toda la industria eléctrica pase lo que pase.
