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Guía cultural para unas tranquilas (o no) vacaciones en la carretera

Puede que estés leyendo Diariomotor desde tu destino de vacaciones, o quizá desde tu caluroso dormitorio mientras planeas alguna escapada. Puede que en ninguno de los casos haya un largo viaje por carretera en tu horizonte, ya que las aerolíneas de bajo coste y nuestros hábitos han cambiado profundamente la forma en que vamos de vacaciones. Pero la idea del viaje por carretera sigue activando un montón de circuitos que nos conectan a la cultura popular del siglo pasado y forman parte de nuestro imaginario colectivo. Por eso, sean como sean tus vacaciones, te ofrezco aquí una dosis de viajes y carretera a través de un puñado de canciones, libros y películas. Eso si, no te garantizo que vayan a ser unos viajes tranquilos.

Horizontes lejanos

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Posiblemente si te pregunto por tu viaje ideal por carretera pienses en uno sin rumbo, en el que descubrir muchos lugares, conocer gente nueva e improvisar cada día sin apenas equipaje. Quizá no lo sepas, pero uno de los culpables de esa idea es Jack Kerouac y su novela “En la carretera” (escrita en 1951 y publicada en 1957). Tras la Segunda Guerra Mundial en Estados Unidos toda una generación de jóvenes se lanzó a construir su propio relato del mundo, uno distinto del amargo pasado reciente de John Steinbeck y su “Las uvas de la ira” (1939). Los viajes sin rumbo de Kerouac y sus amigos escritores, Neal Cassady y Allen Ginsberg componen el libro que mejor condensa ese espíritu renovador. Fue esa la misma generación que abrazó el Rock and Roll y la guitarra eléctrica como señas de identidad, dando lugar a una banda sonora universal que puede que suene en tu cabeza, desde Mark Rice y “Mustang Sally” a Lynyrd Skynyrd y “Sweet home Alabama”. Si, si, también el hipnótico “Riders on the storm” de The Doors en la legendaria (y un poco trasnochada) “Easy Rider” (Dennis Hopper, 1969). Por eso puede que te suene “King of the roadpor el anuncio de Audi pero nunca hayas oído hablar de Roger Miller.

Gracias al cine, la publicidad y la música el viaje por carretera se ha convertido en una especie de Camino de Santiago moderno

Vale, igual piensas que todo esto pertenece a la generación de tus padres o abuelos y no te equivocas del todo. Pero gracias al cine, a la publicidad y a la música este “viaje” se ha convertido en “el viaje” por excelencia de nuestra cultura, una especie de “Camino de Santiago” moderno. Quizá tu idea vino a través de la estética de los años 50 la primera vez que viste “Grease” (Randall Kleiser, 1978), por las polvorientas aventuras de Brad Pitt y Julia Roberts en “The Mexican” (Gore Verbinsky, 2001), o quizá por el viaje en Seat 850 de «Vivir es fácil con los ojos cerrados» (David Trueba, 2013). Ese viaje contracultural es hoy un artículo de mercado y del mismo modo que la Ruta 66 es ya un destino turístico cada día que enciendes la televisión o abres internet te encuentras con referencias a él, sea en un anuncio de perfume… o en un videoclip de Melendi.

Vacaciones en familia

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Pero por mucho que sueñes con la Ruta 66, quizá el guión de la vida te ha llevado a cargar un monovolumen rumbo a Castellón para unas vacaciones familiares y pienses que este no es un viaje de los que sale en las películas. No vayas tan deprisa, hay vida más allá de “Easy Rider”, y no me refiero a “Las locas vacaciones de una chiflada familia americana” (Harold Ramis, 1983). Una de mis “road movie” favoritas, “Pequeña Miss Sunshine” (Jonathan Dayton y Valerie Faris, 2006), es precisamente el relato de un viaje familiar un poco especial. Una familia americana llena de náufragos del “american way of life”, se ve obligada a hacer un viaje para que su hija pequeña, Olive, participe en un concurso de belleza infantil. Pero ¿cómo puede esto ser el relato de un gran viaje, acaso sale algún coche inolvidable? ya lo creo que sale. El único vehículo que puede transportar al matrimonio, los dos hijos, el abuelo y uno de sus tíos es una vieja y achacosa VW T2 recuerdo de un pasado hippie que se convertirá en otra de las protagonistas de la película. Una furgoneta que se cae a trozos (como los personajes a los que transporta), carreteras de horizonte lejano sin más épica que la de la vida cotidiana y mucho sentido del humor son los ingredientes de este impecable «road trip». Después de verla quizá no eches de menos “Hotel California”…

Si sueñas con la Ruta 66 pero en realidad viajas en un monovolumen hacia Castellón no desesperes: el cine también ha convertido tu ruta en épica

Por cierto, la VW T2 no sólo es un icono cultural por haber sido adoptada por hippies o surfers y ser la “Máquina del misterio” de los amigos de “Scooby Doo”. En primavera de 1982 Julio Cortázar y Carol Dunlop realizaron el más extravagante de los viajes por carretera conocidos: recorrer la autopista Paris – Marsella parando en todas las áreas de descanso y haciendo noche en una de cada dos, tomando notas de ellas como exploradores marítimos. El vehículo era, por supuesto, una VW Bus a la que apodaron “Fafner” (un dragón de “El anillo del nibelungo”). El viaje duró 33 días y se convirtió en un libro a cuatro manos, el adorable “Los autonautas de la cosmopista”, que Carol no llegó a ver publicado y fue la última novela de Julio.

La huida

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Un viaje de vacaciones es como una huída literaria. Un simulacro de escape de nuestra rutina después de un largo año de trabajo, que termina volviendo a la casilla de salida. La literatura está llena de estas historias, desde el perturbador “Lolita” (Vladimir Nabokov, 1955) hasta el asfixiante y apocalíptico “La carretera” de Cormac McCarthy (2006). También algunos autores escribieron huidas para el cine como Guillermo Cabrera Infante, guionista de la psicotrópica “Punto límite cero” (Richard Sarafian, 1971) a la que Primal Scream dedicó un disco y Tarantino un trepidante homenaje en «Death Proof» (2007).

El viaje de vacaciones es casi siempre un simulacro de huída de nuestra vida cotidiana, sólo que esta vez sí tiene retorno

Quizá te apetezca huir de una vida que no te gusta y quieras romper las barreras que te imponen. Puede que te apetezca hacerlo de un modo salvaje y bizarro como en «Faster pussycat! Kill! Kill!» (Russ Meyer, 1965) aunque te adelanto malas noticias: jamás podrás conducir un Porsche 356 con el estilo de Tura Satana. Pero quizá pienses más bien en uno de los más famosos relatos modernos de huída, “Thelma & Louise” (Ridley Scott, 1991). Esta no es una “road movie” especial por los paisajes abiertos o por el icónico Ford Thunderbird de 1966, sino por ese discurso de rebelión de las protagonistas hacia el papel que el sistema les asigna: el de objeto y víctima. Una huída que descubre todas las puertas cerradas en una poderosa y nada oscura metáfora más vigente que nunca. Algo parecido sucede, en clave de humor macabro, con Lucille Vinson (Melanie Griffith) en “Crazy in Alabama” (Antonio Banderas, 1999), quien viaja hacia California en busca de una oportunidad en Hollywood con la cabeza parlante de su marido maltratador guardada en una caja en el maletero. Esto último tiene su justicia poética pero no te lo recomiendo. De verdad.

Lo imprevisto

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Pero incluso en las huidas hay imprevistos, y nunca sabes dónde te va a sorprender una avería. Es lo que les sucede a Amy (Kathleen Quinlan) y Jeff (Kurt Rusell) en “Breakdown” (Jonathan Mostow, 1997) mientras vuelven de sus vacaciones. Lo que parece una buena idea, que un camionero lleve a Amy hasta la estación de servicio más cercana para avisar a la grúa por teléfono, termina por convertirse en una pesadilla en medio del desierto que recuerda a alguno de los relatos de Richard Matheson (guionista de «El diablo sobre ruedas» y «Soy Leyenda«).

Pero todo viaje puede tener imprevistos, y hay que elegir bien dónde se repara el coche…

Y es que hay que elegir bien dónde se repara el coche. Bobby Cooper (Sean Penn) es un mafioso de poca monta que acaba de estafar a un pez gordo en “Giro al infierno” (U-Turn, Oliver Stone, 1997). Un manguito del radiador de su Mustang convertible de 1965 le obliga a detenerse en el único taller mecánico de Superior, un pequeño pueblo perdido en los enormes horizontes del Medio Oeste americano. Allí mientras el excéntrico mecánico Darrell (Billy Bob Thornton) repara el coche, Bobby se meterá en medio de las más sórdidas tramas del pueblo atrapado entre el cacique Jake (Nick Nolte), la misteriosa Grace (Jennifer López) y los arrebatos del matón Toby (Joaquim Phoenix). Y el manguito de ese coche entonces pasará de ser un obstáculo para seguir viaje a ser la única forma de continuar su huída… y su existencia.

El retorno

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Pero en tus vacaciones no tienen por qué acontecer todos esos sobresaltos. Seguramente lo más arriesgado que vayas a encontrarte sea un atasco en la “Operación retorno”, y también para eso la literatura y el cine tienen un espacio. En 1966 Julio Cortázar escribió “La autopista del sur”, un relato sobre un monumental atasco en una autopista de acceso a París. Los coches detenidos durante días en la carretera terminan dando nombre a sus ocupantes (Peugeot, 2CV…) y esos artefactos móviles se convierten en un pequeño poblado en medio de la carretera. No te consolará si uno de esos atascos te atrapa, pero puedes entretenerte viendo alguna de las dos adaptaciones al cine de este relato, la extraña «Week-end» de Jean-Luc Godard (1967), y la hispano-italiana «El gran atasco» (Luigi Comencini, 1979). Este “viaje” de Cortázar es uno de los más hermosos relatos de carretera escritos, ya que aunque los coches hacen de todo menos moverse, en pocos casos el trayecto y la carretera cobra tanto protagonismo como en este cuento. Y

Después de todo esto, quizá vayas a tus vacaciones en avión y ni siquiera te acerques a un coche. Pero si quieres seguir alimentando ese viaje ideal, sólo tienes que acercarte a una biblioteca o teclear algunos nombres en Google. Y empezarás a oler a asfalto.

Fotos «Vivir es fácil con los ojos cerrados»: Fernando Trueba Producciones Cinematográficas
En Diariomotor:Por qué hay que revisar el coche antes de salir de vacaciones

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Luis Ortego

Historiador del arte y aficionado a los coches a partes iguales. Desde 2005 trabaja en la investigación de las relaciones entre el automóvil y la cultura, abarcando arte, literatura, cine, diseño, publicidad o arquitectura. El urbanismo y la movilidad urbana son otro de sus intereses principales. Revisar, actualizar, desentrañar y si hace falta reescribir la historia del automóvil es otro. Seguir leyendo...

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