El discurso lleva siendo el mismo desde hace años: los coches eléctricos no contaminan y los híbridos enchufables apenas. Lo cierto es que varios estudios han demostrado que la veracidad de estas afirmaciones no se sostiene de manera tan contundente como anuncian las marcas, y ahora es la propia Europa la que las balancea con diligencia. Concretamente ha sido Suiza la que ha alertado a la Unión Europea tras retirar las ayudas a los coches híbridos enchufables después de descubrir que su contaminación es considerablemente más elevada que la declarada.
El efecto dominó ya está servido, y países como Francia y Alemania se están planteado llevar a cabo una investigación similar y cortar por lo sano con los PHEV, así como aumentar las exigencias si quieren disfrutar de las ayudas que ofrece el gobierno. Pero, ¿qué ha pasado realmente? Que el cantón de Valais ha sacado sus propias conclusiones después de investigar de la mano de una empresa privada.
Suiza retira las ayudas para los coches híbridos enchufables
La empresa, llamada Impact Livign, se ha encargado de llevar un estudio sobre la contaminación y consumo real de los PHEV. En la actualidad, es el ciclo WLTP el que se encarga de homologar todos estos datos sobre cualquier vehículo, añadiendo la medición de autonomía en el caso de los vehículos eléctricos y electrificados. Sin embargo, este tipo de análisis pone al coche siempre en situaciones óptimas, dando resultados que, en numerosas ocasiones, se alejan de la realidad.
A raíz de dicho estudio, se ha determinado que los híbridos enchufables pueden consumir hasta cuatro veces más de lo que declara el ciclo de homologación. A priori, esto solo sería un problema para el bolsillo de cada propietario, puesto que las visitas a la gasolinera se incrementarían considerablemente. No obstante, a mayor consumo, mayor emisiones de CO2, por lo que la contaminación de los PHEV se incrementa.
Aunque bien es cierto que el principal argumento de los híbridos enchufables es su modo de conducción 100% eléctrico, las bajas autonomías que estos declaran -y que disminuyen en un uso real- hacen que se replantee su eficiencia. Al fin de cuentas, no se puede controlar si estos disfrutan de sus ayudas y ventajas con la batería cargada o no.
Poniendo ejemplos reales con los que se ha llevado a cabo el estudio de Imact Living, nos topamos con que, de los diferentes vehículos estudiados, tan solo el Mercedes-Benz Clase A EQ Power consigue mantenerse por debajo de los 95 g/CO2 que exige la Unión Europea, y eso sometiéndolo a un uso realista y estándar de conducción. En coches de mayor envergadura los resultados son más desastrosos, sirviendo como ejemplo un Audi Q8 55 TFSIe que homologa 2,8 l/100 y unas emisiones de 63 g/Km de CO2 para encontrarnos con una situación muy diferente con un consumo de 10l/100 y emisiones superiores a los 240 g/km de CO2.
Hasta la fecha, Suiza ofrecía ayudas de entre 2.400 y 3.360 euros para la adquisición de vehículos PHEV, así como casi 2.000 euros para la instalación de un punto de carga en casa. Con estos incentivos fuera de juego, Francia y Alemania se han mostrado preocupados, especialmente porque, a diferencia de España, son países en los que las ayudas se reparten en función de las emisiones que produzca cada vehículo y no por mecánica.
Francia no ha llevado aún ninguna jugada a cabo, pero Alemania ha endurecido los requisitos para poder disfrutar de los beneficios que ofrece para los híbridos enchufables. Concretamente, a partir de este año se deberá contar con un PHEV con una autonomía eléctrica superior a los 60 kilómetros, cifra que en 2024 ascenderá hasta los 80 kilómetros.