Mucho se ha hablado estos días del resurgir de la mítica marca Hummer de la mano de GMC como vehículo eléctrico, con hasta 1.000 CV de potencia y toda la exuberancia que se le presupone, lo mismo que se vivió hace 28 años, en un lejano año 1992 en el que AM General casi vio obligada a comercializar el H1, un vehículo de uso civil que prácticamente era el mismo Humvee visto en en la Operación Tormenta del Desierto. Pero, ¿cómo era ese primer HUMMER convertido en coche militar con matrícula?
Cuando creas una necesidad sin saberlo
A finales de los años 70 era patente la necesidad del ejército americano por renovar sus vetustos Jeep, los cuales databan incluso de la Segunda Guerra Mundial (1939 – 1945), llevándose a cabo un concurso público en las que se presentaron diferentes propuestas por parte de empresas como Chrysler Defense o AM General y su HMMWV (High Mobility Multipurpose Wheeled Vehicle) o vehículo multipropósito de alta movilidad con ruedas, más conocido como Humvee, el cual se estrenó en la invasión de Panamá en 1989, aunque cuando de verdad saltó a la fama fue en la Guerra del Golfo un año después, y también gracias a un tal Arnold Schwarzenegger. Así pues, ese Humvee respondía perfectamente a todas las demandas de ejército de EE.UU., y a los de otros países, otorgando una gran flexibilidad, pues existieron sobre unas 30 versiones (ambulancia, transporte de tropas, vehículo con lanzamisiles, de comunicaciones, con más o menos blindaje…).
Todo ello llevó a que determinado público (los de carteras más pudientes) demandasen un 4×4 con el mismo aspecto que el veían en sus televisiones lanzando misiles en Oriente Medio, ya que era una forma de destacar respecto a los demás todoterrenos de la época, y AM General aprovechó la ocasión que se les presentaba lanzando el que conocemos como Hummer H1 para uso civil en 1992. Durante los 14 años que estuvo a la venta contó con varias carrocerías (descapotable de techo duro y blando, pick-up y otra completamente cerrada conocida como «Alpha Wagon»), así como varias motorizaciones, todas ellas consistentes en un V8 turbodiésel con un mínimo de 5,7 litros de cilindrada, siendo el más común el V8 de 6,5 litros con 205 CV de potencia y 597 Nm de par, asociado a una transmisión automática de 4 relaciones y con un consumo medio entre 14 y 20 litros a los 100 km.
En general este 4×4 de rudo aspecto exterior, de casi 2,5 toneladas sobre la báscula y que destaca más por su descomunal anchura (2,2 metros) que por longitud (4,69 metros), proporciones que lo hacen parecer aún más ancho, se vendió realmente bien en el último quinquenio de los noventa, llegando a comercializarse durante toda su vida más de 11 mil unidades, cifra que por el contrario queda muy alejada de las 280 mil de uso militar. Sin embargo, en su interior rebosaba lujo por los cuatro costados, con tapizados en cuero de alta calidad y los más avanzados equipos multimedia para la época, aunque a pesar de su tamaño ¡sólo contaba con cuatro asientos!
A partir de ahí el sentido común se impuso con el nacimiento del H2 en el año 2002, un modelo completamente desarrollado para uso civil bajo el paraguas de General Motors, quien compró la marca Hummer a AM General en 1998, llegando en el 2006 una versión europeizada de menores dimensiones, el H3, pero manteniendo esa imagen característica de la marca, y lo más importante de todo, sus inmejorables aptitudes fuera del asfalto. Sin embargo, no aterrizó precisamente en el mejor momento, pues tan solo un par de años después la famosa crisis económica que todos vivimos, y que terminó de estallar a consecuencias de la quiebra de Lehman Brothers, no dejó cabida para un vehículo aún carente de sentido medianamente práctico, y General Motors se vio obligada a echar el cierre de Hummer en 2010.