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Jamiroquai, un Lamborghini Diablo morado y la fascinante historia tras "Cosmic Girl"

Si has crecido durante los años noventa y te gustan los coches, es más que plausible que tuvieras en tu habitación el gigantesco poster de un Lamborghini Diablo. Aunque un servidor siempre prefirió el Ferrari F50, el Diablo representaba el exceso que fueron los años noventa en el mundo de los coches. Nos cautivó, y nos hizo más fanáticos de los coches de lo que esperábamos. Por ello, no hay un videoclip que mejor represente el espíritu de los noventa que el fantástico «Cosmic Girl» de Jamiroquai, y los coches que en él aparecen.

«Cosmic Girl» fue el segundo single de Travelling Without Moving, el tercer disco de estudio de Jamiroquai. Clasificada bajo el género «funk», fue el disco que lanzó al estrellato a la banda, que ya había hecho buena caja con su segundo disco. El líder de la banda Jay Kay, es uno de los mayores petrolheads en existencia, y ya en la época lo demostraba con sus extravagantes adquisiciones de coches. El vídeo de la canción – que por otra parte es una de mis favoritas, además de ser atemporal – gira alrededor de los coches.

La edición especial SE30 llevaba la potencia de su 5.7 V12 hasta los 530 CV.

Y en concreto, gira alrededor del espectacular Lamborghini Diablo SE30 de color morado que conduce Jay Kay. Un coche que está acompañado de un Ferrari F40 de color rojo y un Ferrari F355 GTS Berlinetta. La temática del vídeo no es compleja, ni mucho menos: consiste en ver cómo los supercoches disfrutan de las reviradas carreteras del Cabo de Gata, en Almería, donde el vídeoclip fue grabada. Parte del vídeo incluye unos derrapes sobre una superficie suelta, además de efectos visuales de lo más interesantes, grabados de noche.

Podríamos terminar aquí el artículo, pero hay mucha más historia tras este vídeo. Para empezar, el hecho de que el Lamborghini Diablo sea un SE30 de color morado, una edición especial de 30 aniversario del que solo tres unidades fueron fabricadas en esa tonalidad. Jay Kay era el propietario, y la unidad que iba a protagonizar el vídeo fue accidentada por la productora del vídeo, antes incluso de llegar a España. Las malas lenguas dicen que el clima británico, más de 500 CV de los de antes y un pie pesado tuvieron la culpa de este incidente.

El Ferrari F40 pertenecía a Nick Mason, ex-batería de Pink Floyd y reconocido petrolhead.

Jay Kay, que estaba de tour en Alemania, encontró una unidad idéntica a la venta, con solo 2.000 km, y pagó 180.000 libras de la época por ella, con el objetivo de poder completar el rodaje. Desoyendo instrucciones específicas de que ningún conductor del equipo de especialistas tocase el coche antes de que llegase a la grabación, una cámara impactó contra el parabrisas del coche durante la grabación de unos recursos visuales. Una zona estrecha de la carretera, un exceso de confianza y la cercanía a un precipicio tuvieron la culpa.

Tras el monumental cabreo del líder de la banda prosiguió la grabación: en algunos planos es posible ver el Diablo sin parabrisas, y Jay Kay conduciendo con demasiado viento en la cara, cerrando los ojos parcialmente. La grabación tenía que seguir, ya que Jamiroquai debía volver a su tour. Unos días después Lamborghini envió un nuevo parabrisas y la grabación pudo finalizar con un parabrisas funcional, concluyendo con éxito. 25 años después de su grabación el vídeo de «Cosmic Girl» evoca perfectamente el espíritu de la época y acompaña perfectamente a la canción.

La historia de la grabación, así como fotos del coche accidentado, están incluidas en el vídeo de YouTube que acompaña este artículo.

Es uno de los videoclips más icónicos para los que aman los coches y la música, y su estatus es tan de culto, que incluso la marca de relojes Richard Mille ha grabado un vídeo en homenaje llamado «Speed Tale», en el que los protagonistas son un McLaren P1 y un McLaren Speedtail. Ese vídeo, grabado con gusto al ritmo de la música de Jamiroquai, está incluido bajo estas líneas. No os lo perdáis. Un último detalle curioso: en 2017, el mismo Diablo usado en la grabación fue vendido en el mercado de segunda mano por 550.000 libras esterlinas.

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Sergio Álvarez

Aunque es técnico en comercio internacional de formación, los coches han sido su pasión (incluso obsesión) desde que apenas levantaba un metro del suelo y sus padres le regalaron un Ferrari rojo a pedales. Su afición se ha profesionalizado en Diariomotor, donde está presente desde 2008. Seguir leyendo...

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