A finales del siglo XX, el Grupo Volkswagen desarrolló un motor W16 de gasolina como resultado de la unión de dos bloques VR8. Terminó equipándolo en el Bugatti Veyron, si bien hubo otros proyectos alternativos que pudieron haber recibido ese propulsor. Tras dos décadas de evolución, la marca francesa ha anunciado un V16 totalmente nuevo e hibridado, quizá desarrollado por Cosworth, para el sucesor del Chiron y sus variantes hiperexclusivas. Sin embargo, ya hace casi 100 años que un Bugatti recibió, por primera vez, un impulsor con 16 cilindros, siendo uno de ellos el más largo para coches.
Bugatti U16: de la aviación a la automoción
Aunque el Cadillac Sixteen de 1930 es considerado el primer automóvil de producción con un motor de 16 cilindros (dos bancadas dispuestas en V), lo cierto es que Bugatti empezó a crear coches con este tipo de máquinas en su interior un poco antes. Siendo más específicos, el Type 45, del que sólo se hicieron tres unidades (lejos de las miles que se construyeron del modelo norteamericano), fue creado de forma artesanal en 1928 y llevaba instalado el propulsor para aviones King-Bugatti U16 que se empleó durante la Primera Guerra Mundial. Más tarde, existió un Type 47 a modo de derivado.
El U16 era un motor refrigerado por agua y compuesto por dos bloques de 8 cilindros en línea que, dispuestos en paralelo, compartían el mismo cárter de aluminio, pero con cigüeñales independientes que se acoplaban a un eje de hélice común al que entregan su trabajo. Fue un impulsor diseñado por el mismísimo Ettore Bugatti y construido en Francia entre 1915 y 1916. Cuando llegó a la automoción, algo después de una década, se había perfeccionado para desarrollar más de 250 CV gracias a un cubicaje de 8 litros, 48 válvulas, un carburador Zenith y hasta un compresor de aire.
El Type 30 español y el motor de automóvil más largo del mundo: un L16 de 1,8 metros
El Bugatti Type 30 fue la evolución del Type 29, un automóvil de competición fabricado en 1922 y del que solo se produjeron siete ejemplares. Del 30, que se ensambló de un modo absolutamente manual hasta 1926, se llegaron a catalogar 585 unidades, pero su motor de 8 cilindros en línea, que rendía 70 CV en el mejor de los casos, no se acercaba ni de lejos a las prestaciones de los prototipos del Type 45, que alcanzaban nada menos que 240 km/h. Este, más antiguo y con la mitad de pistones, «sólo» 130. Pero a alguien, que además era español, se le ocurrió unir dos L8 de dos Type 30 en el mismo vehículo.
En 1931, José Tous Forrellat, un inventor de origen catalán, construyó un Bugatti L16, que incluso fue matriculado para su conducción en vías públicas con la placa B-13284 (Barcelona). Su creación, recientemente restaurada y expuesta en Classic Madrid 2024, fue posible gracias a que este hombre tenía dos Type 30, uno de los cuales sufrió un accidente, aunque su propulsor quedó intacto. Tous alargó el compartimento para el motor de la unidad que estaba mejor conservada, retrasando la cabina. Tras un gran esfuerzo técnico y mecánico, logró un coche único, original y plenamente funcional.
El resultado fue un impulsor con 16 cilindros en línea que medía aproximadamente 1,8 m de largo, batiendo el récord de longitud de la época y, con casi total seguridad, hasta nuestros días. Quizá, también fuese el automóvil más potente del momento, al menos en nuestro país. Con todo, Tous tuvo que deshacerse de él, pues el altísimo impuesto de circulación que tenía que pagar por disfrutarlo (en la época venía determinado por la cilindrada entre otros indicadores susceptibles de mayor o menor rendimiento y/o lujo), lo hacían económicamente inviable durante la Segunda República Española.