El carnet A2 supone el primer escalón de acceso a motos con un cierto nivel de potencia y prestaciones para muchos aficionados a las motos. Nos permite pilotar motos de hasta 47 CV de potencia – o motos limitadas a 47 CV con no más de 96 CV en origen – y lo podemos obtener ya con 18 años. Si queremos una moto deportiva, diseñada y desarrollada para el carnet A2 tenemos una gran oferta en el mercado. Pero no muchas harán 100.000 km sin pestañear, y prácticamente ninguna tiene la calidad y legado de este modelo japonés.
Honda CBR500R 2023: máxima deportividad para el carnet A2
Las Honda CBR500R, CB500F, CB500X, CL500 o CMX500 comparten su corazón. Es un motor de 471 centímetros cúbicos conocido no solo por su suavidad y buen funcionamiento, si no por su fiabilidad y durabilidad. No es extraño que estos motores superen sin problema alguno los 100.000 km, un logro que en un coche supondría superar los 300.000 km. Este propulsor bicilíndrico, de hecho, ha sido «replicado» por marcas chinas como Voge: su 500R imita su diseño hasta el punto de tener la misma carrera y diámetro de los pistones, quizá incluso usando proveedores en común.
Fotos de la Honda CBR500R
En todas las Honda, y en la CBR500R en particular, este motor desarrolla 47 CV a 8.600 rpm y 43 Nm de par motor a 6.500 rpm. Es un motor de refrigeración líquida y cuatro válvulas por cilindro, de funcionamiento suave, y con mucha fuerza desde bajo régimen, sin miedo a moverse en la parte alta del cuentavueltas. En la CBR500R pasa su potencia a la rueda trasera mediante cadena, y un cambio de marchas de seis relaciones. Pese a tener una orientación deportiva, consume solamente 3,5 l/100 km – y su depósito de gasolina cubica unos generosos 17,1 litros.
Con una autonomía real que oscila en el entorno de los 350-400 km, esta moto no solo nos puede dar una alegría en una zona revirada, si no que puede ser una gran aliada en el tráfico urbano. Con todo, hay que tener en cuenta que su postura de pilotaje es más «agachada» que la de una CB500F: aunque la altura del asiento es la misma (785 mm), el manillar queda más bajo. Por otra parte, es la posición de pilotaje idónea para atacar un tramo de curvas, donde la CBR500R se defiende con una parte ciclo bien dimensionada y de mucha calidad.
De hecho, tras su reciente lavado de cara, la CBR500R presume de dos discos de freno delanteros de 296 mm de diámetro, con pinzas Nissin de dos pistones y un disco trasero de 240 mm. La horquilla invertida es una Showa Big Piston USD de 41 mm de diámetro, mientras que el basculante trasero tiene un amortiguador con cinco ajustes de precarga. No dispone de control de tracción ni modos de pilotaje pero sí ABS de doble canal. Ambas llantas son de 17 pulgadas y la trasera monta un neumático de 160 mm de sección, al igual que su hermana «naked».
Entre su equipamiento contamos con un panel de instrumentos deportivo en color con indicador de cambio de marcha o dos faros LED de nuevo cuño, pero carece de las concesiones al confort o la practicidad de otro tipo de motos. Lo mismo ocurre con el asiento del acompañante, estrecho y corto. De forma opcional, podemos equipar un baúl trasero, una bolsa sobredepósito o una cúpula más alta que nos proteja del viento. La Honda CBR500R tiene un precio al contado de 7.400 euros, 610 euros superior a su hermana naked, la Honda CB500F.
Existen rivales chinas a menor precio, pero no cuentan con la misma reputación o valor de reventa, al igual que puede presuponerse una mejor fiabilidad a largo plazo en la Honda. Entre sus rivales están las Kawasaki Ninja 650 (8.650 euros) o las Yamaha R7 (9.799 euros), cuyo enfoque es, quizá, algo más deportivo y menos polivalente.
Fotos de la Honda CBR500R