Se avecina una gran batalla, la de los coches eléctricos, y ningún fabricante quiere quedarse atrás. En los próximos años veremos una oleada de lanzamientos, la proliferación de coches eléctricos que ahora sí gozarán de autonomías que hasta ahora solo encontrábamos en los productos de Tesla. Pero ese no será el verdadero salto cualitativo del coche eléctrico. Honda, Nissan y Toyota lo saben, y es por eso que la industria japonesa se ha confabulado para ganar la batalla de los coches eléctricos. Y para conseguir su objetivo Honda, Nissan y Toyota tienen muy claro lo que deben conseguir, acelerar el desarrollo de las baterías de estado sólido.
Honda, Nissan, Toyota y la batalla de los coches eléctricos
Según la publicación Nikkei Asian Review, Honda, Nissan y Toyota se han unido para acelerar el desarrollo de los coches eléctricos, partiendo de la tecnología de sus baterías, en un consorcio para la investigación y el desarrollo de estas tecnologías, contando con empresas tan importantes en el sector como Panasonic, y con fondos públicos desbloqueados por el Ministerio de Economía, Comercio e Industria de Japón.
Las baterías de estado sólido y los coches eléctricos
En el sector nadie duda que el lanzamiento de coches eléctricos con baterías de estado sólido será un gran salto cualitativo para la industria del automóvil. Aunque ningún fabricante ha destapado aún sus cartas, también se cree que fabricantes como Toyota han avanzado mucho en el desarrollo de esta tecnología, que aún estaría a unos años, probablemente más de un lustro, de aterrizar en los concesionarios. Es evidente que el fabricante que lance el primer coche eléctrico con baterías de estado sólido habrá dado un paso de gigante frente a sus rivales.
¿Y por qué son tan importantes las baterías de estado sólido para los coches eléctricos?
Los coches eléctricos afrontan diversos problemas. Las baterías de ion de litio son costosas, pesadas, voluminosas, su densidad energética y por ende la autonomía del coche es limitada, y sus tiempos de carga son, en líneas generales, demasiado largos. Las baterías de estado sólido a día de hoy tienen un gran problema, están en fase de desarrollo y experimental, y aún lejos de su aplicación en productos preparados para ser comercializados. Los fabricantes aún estarían investigando, incluso, cómo producir industrialmente, y en grandes volúmenes, los packs de baterías necesarios para comercializar coches con baterías de estado sólido.
Pero también sabemos que las baterías de estado sólido que veremos en la próxima generación de coches eléctricos serán capaces de almacenar mucha energía en menos espacio, serán más ligeras, y sus tiempos de recarga serán muy reducidos, estimándose incluso recargas casi completas en unos minutos, en tiempos comparables al repostaje, al llenado del depósito de un coche con motor de combustión interna.
Incluso las previsiones más comedidas, como las que habría anunciado el consorcio japonés, dibujan un panorama en 2030 de coches eléctricos que serán más económicos que los actuales, probablemente incluso más que sus homólogos de combustión interna. Coches eléctricos con autonomías por encima de los 800 kilómetros, que serán mucho más ligeras y pequeñas que las actuales, que podrán funcionar en condiciones de temperatura extremas sin perder rendimiento, y que serán capaces de trabajar con altas potencias, lo que permitirá que su recarga sea muy rápida. Dicho lo cual, y si se cumplen estas previsiones, ¿quién renunciaría a comprar un coche eléctrico cuando hayamos llegado hasta este punto?
Imágenes del Nissan Leaf, el coche eléctrico de Nissan que ya va por su segunda generación.