La próxima revolución en la fabricación de piezas metálicas podría ser la impresión en 3D. En este caso os hablamos específicamente de las llantas. Para entender por qué la manufactura aditiva – otro nombre para la impresión en 3D – es interesante en el mundo de las llantas, es necesario saber cómo se fabrican las llantas de aleación habitualmente. Fundamentalmente existen dos procesos: fundición y forja. En ambos procesos se emplea una enorme cantidad de energía, y en llantas forjadas – construidas a partir de un bloque de aluminio – se suele eliminar hasta el 80% del material de partida durante el proceso de mecanizado.
Una llanta de 20 kilos de peso habría requerido un bloque de aluminio de nada menos que 100 kilos, sometido a un largo proceso de transformación. Las llantas de fundición también son sometidas a un mecanizado y a otros procesos en los que se elimina parte del material de partida. Aunque este exceso de material es reciclado y es intrínseco al proceso productivo, implica un coste adicional que es repercutido al cliente final y causa ineficiencias. Sin embargo, mediante la impresión en tres dimensiones, HRE afirma que sólo un 5% de la materia prima inicial es eliminada y reciclada durante el proceso productivo.
No solo es un proceso mucho más eficiente a nivel de materiales, también lo sería a nivel energético. Pero la principal ventaja de la impresión de metales en 3D es que se pueden crear formas que serían imposibles con técnicas tradicionales de producción. Para el desarrollo de las primeras HRE3D+, la empresa de llantas ha colaborado con Arcam, la filial de manufactura aditiva de General Electric. La construcción de estas llantas consiste en la acumulación de miles de pequeñas capas de titanio en polvo. Estas capas siguen un patrón creado por ordenador, que es milimétricamente replicado por la impresora 3D.
Una vez el material se ha enfriado – un «chorro» de electrones funde el material para su aplicación en capas – se acopla a un aro exterior de fibra de carbono. Algunas de sus superficies se han mecanizado ligeramente, con el único objetivo de lograr un acabado más uniforme. El diseño de la llanta es alienígena y futurista, haciendo parecer al McLaren P1 en el que se han montado un coche del siglo pasado. HRE reconoce que estas llantas son un simple prototipo, una demostración de lo que esta tecnología es capaz. Por el momento, es un proceso productivo muy lento y más costoso que otros procesos tradicionales.
Pero es un proceso extremadamente interesante para la creación de piezas únicas, que elimina la necesidad de un carísimo molde y abre un mundo de posibilidades. Y si hay una empresa que puede salirse con la suya en este aspecto es HRE, centrada en la producción de carísimas llantas exclusivas.