Tras unas semanas muy agitadas en el ámbito político, seguimos a la espera de una investidura que, salvo sorpresa, debería culminar con la formación de un Gobierno que estará presidido, de nuevo, por Pedro Sánchez. También sabemos que entre los planes del Gobierno estaría la de llevar a cabo una medida controvertida, que ya generó polémica en la anterior legislatura, la de elevar los impuestos al diésel con objeto de acercarse a la equiparación con los impuestos que gravan la gasolina. Ahora bien, ¿cuál será el impacto de esta medida?
Equiparando impuestos de diésel y gasolina
Según la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF), la equiparación de impuestos de diésel y gasolina aumentaría la recaudación en 1.318 millones de euros (Europa Press). Recordemos que, a pesar de que la subida de impuestos al diésel se justificó, primero, por ser una petición expresa de la Unión Europea y, segundo, por el problema medioambiental, esta subida de impuestos era una de las piezas fundamentales de los presupuestos fallidos del Gobierno antes de la convocatoria de elecciones.
Por otro lado, la recaudación de 1.318 millones de euros se alcanzaría con la equiparación de impuestos de diésel y gasolina. Y recordemos que el Gobierno no tiene prevista una subida tan importante para el próximo año, sino que el incremento de los tipos se produzca progresivamente. Si el Gobierno de Pedro Sánchez es investido en las próximas semanas y los Presupuestos Generales del Estado son aprobados, se espera que en 2020 se produzca una subida de impuestos aplicados al diésel de 3,8 céntimos de euro por litro repostado y que cada año se revise el impuesto para pasar de los 30,7 céntimos de euro por litro repostado que se aplican actualmente al gasóleo en concepto de impuesto especial sobre hidrocarburos, hasta los 40,25 céntimos de euro por litro repostado con que está gravada la gasolina.
Según AIReF, la subida de impuestos al diésel no solo aumentará la recaudación de las arcas públicas, sino que también afectará al bolsillo de los consumidores, teniendo «mayor incidencia en las rentas medias y altas». Por otro lado, la recaudación en España en concepto de lo que denominamos «fiscalidad verde» es del 1,8%, está seis décimas por debajo de la media europea y también por debajo de los niveles que se registraron en 1995, cuando se recaudó un 2,1%.
Mientras tanto, la industria del automóvil en España sigue pidiendo diálogo con el Gobierno, ya no solo para tener voz en la toma de decisiones que pueden afectar al negocio, como la subida de impuestos que nos ocupa en este artículo, sino sobre todo por otras medidas de gran importancia, como las que tienen que ver con la hoja de ruta hacia la descarbonización y asuntos tan polémicos como anunciar una fecha para el fin de la venta de coches con motor de combustión interna, que se había previsto inicialmente en 2040.