En los próximos años veremos cómo se alteran muchos paradigmas de la conducción. Y estoy convencido de que uno de los que generará más debates, alrededor de las libertades personales y, espero, la seguridad vial, será el que tiene que ver con el bloqueo con alcoholímetro. La Unión Europea impedirá que los coches arranquen si has bebido alcohol. La Comisión Europea ha llegado a un acuerdo para aprobar la incorporación obligatoria en 2022 de sistemas de seguridad en los coches nuevos, entre los que se incluirá un alcoholímetro, que impedirá que un conductor encienda el motor de su coche si ha bebido.
El bloqueo del motor con alcoholímetro
En estos momentos se nos ocurren algunos impedimentos técnicos para que este sistema prospere o, mejor dicho, muchos trucos a los que podría acogerse un conductor para evitar el correcto funcionamiento del sistema, y que la tecnología no podría resolver de una forma sencilla, ni económica.
Pero lo más interesante y provechoso del asunto estará en el debate que puede generar esta medida. ¿Podremos defender, u oponernos, a que los coches no arranquen si has bebido alcohol?
Impedir que los coches arranquen si has bebido alcohol
A día de hoy son pocos, por suerte, los que defenderían que alguien conduzca bajo los efectos del alcohol. Reconocer que te gusta tomar copas de vino y coger el coche es una conducta reprochable y poco aceptada socialmente, salvo en ámbitos muy concretos y conversaciones, y nunca mejor dicho, de barra de bar.
Lo que sí generará más polémica es el hecho de que nuestros coches se conviertan, cada vez más, en un instrumento de ese enorme Gran Hermano en el que la tecnología puede convertir el mundo en el que nos movemos. Pensemos que la introducción de alcoholímetros que bloqueen tu coche si has bebido alcohol llegarán acompañados de otras medidas que limitarán aún más la libertad del conductor para llevar a cabo conductas ilegales, e irresponsables, e incluso potenciar que el conductor se lo piense dos veces antes de hacerlo, como las cajas negras, o limitadores de velocidad máxima.
En cualquier caso, insistimos, aún quedan por definir muchos aspectos. Queda determinar cómo funcionarían, técnicamente, estos alcoholímetros. Lo que sabemos a día de hoy es que la Comisión Europea ha llegado a un acuerdo para que esta ley salga adelante y que, aún sin haberse aprobado definitivamente, todo apunta a que se aprobará. También sabemos que la implantación de esta y otras medidas se producirá en 2022 y que, de momento, solo afectaría a los coches nuevos que se vendan en la Unión Europea a partir de entonces.