Llevamos meses, e incluso años, diciendo que si hubiera que definir de alguna forma la situación que atraviesa el sector del automóvil, tendríamos que emplear el término incertidumbre. Una incertidumbre que, lejos de resolverse, aumenta irremediablemente. El presente año puede ser crucial para definir el futuro del automóvil en España. Se avecinan cambios importantes y, entre ellos la subida del Impuesto de Matriculación sigue posicionándose como uno de los más probables. De hecho, no resulta ni mucho menos descabellado que vaya a producirse una subida generalizada del Impuesto de Matriculación, que vaya a afectar a todos los vehículos con motor de combustión interna, gasolina y diésel, pero sobre todo a estos últimos, y que los únicos que vayan a librarse de esta medida sean vehículos completamente eléctricos e híbridos enchufables. Hablamos de una medida que puede encarecer los precios de los automóviles, como mínimo, en cifras superiores a los 1.000 euros.
El Impuesto de Matriculación: presente y futuro
Hasta ahora, tan solo estaban gravados con el Impuesto de Matriculación aquellos vehículos que emitieran – según homologación – al menos 121 g/km de CO2. Esta medida, evidentemente, hacía que buena parte de los automóviles comercializados en España estuvieran exentos de pagar este impuesto, especialmente los diésel, que en términos generales homologan unas emisiones de CO2 más bajas que sus homólogos de gasolina.
A pesar de los esfuerzos o, mejor dicho, las intenciones, para reducir las emisiones de CO2 del parque de automóviles, en 2019 las emisiones medias de los automóviles de nueva matriculación crecieron, precisamente hasta el umbral marcado por el pago del Impuesto de Matriculación, hasta los 121 g/km. Entre los culpables de ese repunte – en 2018 la media fue de 119 g/km – bien podríamos mencionar el crecimiento de las ventas de vehículos de tipo SUV que, generalmente, emiten más CO2 que turismos de su mismo segmento, y la caída de las ventas de diésel que, insistimos, homologan unas emisiones de CO2 más bajas.
El Impuesto de Matriculación es una fuente de ingresos muy importante para las arcas públicas. En 2019 la Agencia Tributaria recaudó 616,13 millones de euros en este concepto, un 20% más que el año anterior.
Consecuencias directas de aumentar el Impuesto de Matriculación
El sector ya es consciente de que ha de afrontar un problema, las consecuencias del WLTP en el Impuesto de Matriculación. La entrada en vigor del WLTP hacía que, necesariamente, las emisiones de CO2 de los automóviles nuevos según homologación se incrementen respecto al anterior protocolo empleado, el NEDC. Eso supone hacer que muchos automóviles anteriormente exentos de pagar el impuesto, tengan que pagarlo, y que otros estén gravados con un impuesto mayor por superar los tramos establecidos en 120, 159 y 200 g/km de CO2. La cuestión es que la entrada en vigor aún no ha afectado a la recaudación, por la moratoria establecida por el Gobierno por la cual hasta 2021 no se emplea la homologación WLTP, sino una correlación con el NEDC, más laxa.
Aumentar el Impuesto de Matriculación de todos los automóviles, excepto aquellos que sean eléctricos e híbridos enchufables, tendría un reflejo directo e inmediato sobre el precio de los coches nuevos, que serían a partir de ese momento más caros, en función de cómo se establezcan los tramos de emisiones del gravamen. Que únicamente eléctricos e híbridos enchufables estén exentos de pagar el Impuesto de Matriculación es precisamente una de las posibilidades que se barajan y que según publica el El Mundo estaría planteando el Gobierno. Pensemos que, especialmente en el caso de los enchufables, podría plantear un incentivo perverso para este tipo de automóviles. En algunos mercados europeos ya se ha visto cómo estos últimos no necesariamente contaminan menos, puesto que los incentivos fiscales animan a su compra, pero ello no implica que sus usuarios hagan un uso óptimo de su tecnología, es decir, que maximicen el uso de este tipo de vehículos en modo eléctrico puro.
Recordemos que actualmente, según sus emisiones, un coche no exento de pagar el Impuesto de Matriculación puede estar gravado con un 4,75%, un 9,75%, o incluso un 14,75%, sobre la base antes de impuestos, a los que habría que sumar el IVA. Un automóvil nuevo puede estar gravado con hasta un 35,75% en impuestos, que más de una tercera parte del precio que pagamos por él sean impuestos.
¿Por qué un Impuesto de Matriculación basado en el CO2?
Es evidente que el Impuesto de Matriculación actual necesita una reforma. Algunos, incluso, hemos apuntado que sería razonable un Impuesto de Matriculación que tuviera en cuenta todos los problemas medioambientales que estamos afrontando. Un impuesto que tuviera en cuenta, por ejemplo, otros factores, como tecnologías que necesariamente redundan en reducción de emisiones, o gravar de igual forma las emisiones de NOx, que están generando problemas medioambientales en algunas grandes ciudades.
El Impuesto de Matriculación actual, en cualquier caso, parte de una directiva comunitaria. La Unión Europea ha impulsado que los países miembros establezcan un gravamen sobre los automóviles medios basados en las emisiones de CO2, principal responsable del efecto invernadero. De hecho, en los países de nuestro entorno existen impuestos similares, todos ellos basados en emisiones de CO2, pero con tramos de gravamen diferentes. Dados los objetivos de descarbonización de la Unión Europea, también es razonable pensar que las medidas que impulsará la Unión irán dirigidas, precisamente, a endurecer estos impuestos aún más y siempre basándose en las emisiones de CO2.
Habrá que estar muy atentos a lo que suceda, pero la posibilidad de que el Impuesto de Matriculación se endurezca parece cada vez más próxima.
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