Infiniti, de la mano del Infiniti Q60, la alternativa de la marca japonesa al BMW Serie 4, al Audi A5, al Lexus RC… ha conseguido un importante hito histórico: En casi 60 años, 58 años para ser más concretos, un Infiniti Q60 ha sido el primer coche llegado desde Estados Unidos que se ha matriculado en Cuba.
El tio abuelo de Alfonso Albaisa era el arquitecto Max Borges Recio, encargado de diseñar el mítico club Tropicana
Tras el éxito de la revolución cubana (1959), muy presente estas últimas semanas tras la muerte de Fidel Castro, el bloqueo económico y comercial al que fue sometida la isla se encargó, obviamente entre otras muchas cosas, de crear un parque automovilístico de lo más peculiar.
La burbuja automovilística cubana se divide entre coches norteamericanos con medio siglo de historia y reparaciones de lo más creativas y coches llegados desde países comunistas, imaginad ahora el contraste del nuevo Infiniti Q60, con esa bonita silueta, entre tanto Chevrolet y Cadillac de los años 50.
Pero… ¿cómo ha llegado este Infiniti hasta la isla?
En mitad de una nueva etapa de acercamiento entre Estados Unidos y Cuba Alfonso Albaisa, el responsable de diseño de Infiniti, ha sido el encargado de llevar este Infiniti Q60 hasta la isla. Teniendo en cuenta su nombre quizá hayas atado cabos… sí, la historia de los padres de Alfonso es la historia de unos cubanos que fueron en busca de una nueva vida a Estados Unidos.
Alfonso creció en Miami y hasta ahora no había visitado Cuba, no había tenido la oportunidad de conocer, de primera mano sus orígenes. Hacerlo con el Infiniti Q60, más allá valor personal, convertía esta visita en una curiosidad histórica y claro, impacto mediático realmente relevante para la firma japonesa.