Infiniti ha cogido por sorpresa a la industria del automóvil, y también a la prensa. Infiniti anunciaba hace unos meses que presentarían en Pebble Beach un prototipo, y todo el mundo pensaba que se trataría del futuro Infiniti Q50 – un todocamino mediano que competirá con el Audi Q5 – o un deportivo conceptual. Lo que nadie esperaba, ni en sus sueños más alocados, es que Infiniti presentara un monoplaza inspirado en los años 30 del pasado siglo. Una verdadera «flecha de plata», que además está propulsada por un motor eléctrico. Las primeras imágenes y detalles, tras el salto.
Es un coche cuyo diseño me produce sensaciones encontradas. En primer lugar, he de reconocer que sus proporciones son casi perfectas, con un perfil estilizado muy bien logrado, de clara influencia steampunk. No tengo objeción alguna en su zaga, tan aerodinámica y minimalista como la de aquellos Mercedes y Auto Union que luchaban contra las leyes de la física en las Rekordwoche de finales de los años 30. Sus llantas son de radios, y están envueltas en neumáticos de corte clásico, idénticos a los que montan los clásicos en los que este monoplaza se inspira. Ahora bien, ¿qué ocurre en el frontal?
Entiendo que adaptar el lenguaje de diseño de la marca a un coche de aspecto tan clásico no es fácil, pero en su perfil lateral han logrado adaptar de forma exitosa la forma de las aberturas de refrigeración de los Infiniti de calle. En el frontal parecen haber perdido la inspiración, con una calandra de aspecto confuso. Han tratado de convertir el logotipo de Infiniti en un emblema de capó, algo que solo te puedes permitir hacer si te llamas Rolls-Royce, Mercedes o Jaguar. No se ve mucho de su interior, más allá de un asiento de corte clásico y un volante con instrumentación analógica, del que no tengo queja alguna.
Aunque es un coche de indudable aspecto clásico, bajo su capó no encontramos un ocho cilindros en línea sobrealimentado por compresor, o un complejo V16 de alto régimen de giro. No, encontramos el propulsor eléctrico de la próxima generación del Nissan Leaf, modificado para un uso deportivo. Es un propulsor de 110 kW de potencia – 150 CV si prefieres el sistema métrico – y 320 Nm de par máximo. Suficientes para permitir un 0 a 100 km/h inferior a los 6 segundos, gracias a que este monoplaza pesa solamente 890 kilos. Su velocidad punta se ha limitado a 168 km/h y en circuito, la batería se agotará en unos 20 minutos.
En Pebble Beach la marca aportará más detalles sobre este interesante y muy original prototipo.
Fuente: Carscoops