Actualmente hay aproximadamente 1.300 millones de vehículos de combustión interna rodando en el planeta. Muchos de estos vehículos continuarán funcionando durante décadas, aunque se estén haciendo enormes fuerzos en electrificar el parque móvil de muchos países. La contribución al calentamiento global de la combustión interna se debe al origen fósil de sus emisiones de CO2. Es por ello que fabricantes como Porsche están trabajando de forma muy intensa en lograr que la combustión interna sea neutral. Y Porsche acaba de poner en producción su solución.
La solución no es otra que la producción de combustibles sintéticos. Como ya os contamos hace un año, el proyecto de Porsche es uno de los más ambiciosos a nivel global, y no es para menos: el carácter de los coches de la marca alemana está íntimamente ligado a sus motores de combustión interna, aunque también aspiren a electrificar una parte importante de su futuro. Se estima que el 80% de los Porsche producidos aun está en circulación, y la marca es una de las más cercanas tanto al motorsport como a su legado de vehículos clásicos.
En pocas palabras, Porsche necesita seguir abrazando la combustión interna. Y para hacerlo, ha comenzado a producir gasolina sintética a partir de aire, agua y electricidad. El proceso comienza con la electrólisis del agua, un proceso intensivo en consumo de electricidad que tiene como resultado hidrógeno verde y oxígeno. El hidrógeno verde es combinado con dióxido de carbono, captado mediante filtración física del aire. El resultado de esta combinación es metanol, un hidrocarburo que mediante un sencillo proceso químico es convertido en gasolina.
Esta gasolina es apta para cualquier motor de combustión interna, y ya se está empleando en los programas de competición de la marca, así como en el combustible usado en algunos Porsche Experience Center. La clave de todo este proceso está en la neutralidad climática, y para ello es imprescindible que la electricidad usada para la electrólisis del agua sea de origen renovable, y lo más asequible posible. Por eso Porsche ha construido su planta de e-fuels de Haru Oni al sur de Chile, en una región donde predominan fuertes vientos todo el año.
La planta piloto de Porsche y Highly Innovative Fuels – construida también con apoyo estatal de Chile – ya ha comenzado a producir combustible, y en su primer año producirá unos 55.000 litros de combustible neutral. A mediados de década la producción aumentará hasta los 55 millones de litros, y para 2028, Porsche tiene como objetivo producir 550 millones de litros anuales solo en Haru Oni. En la ceremonia de inauguración, Barbara Frenkel y Michael Steiner, miembros del consejo de administración de Porsche, repostaron un 911 con los primeros litros producidos.
Porsche ya ha invertido más de 100 millones de euros en este proyecto. Aunque la Unión Europea sigue apostando por una movilidad de cero emisiones locales a partir de 2035, el encarecimiento de ciertos materiales imprescindibles para fabricar un coche eléctrico, el aumento del coste de la vida y las dificultades de implantación de la infraestructura de carga parecen estar empezando a debilitar la intransigencia de la Comisión Europea hacia los combustibles sintéticos.