Cuando en septiembre de 2015 saltaba el escándalo, y nos enterábamos del proceso de investigación llevado a cabo por la agencia de protección medioambiental estadounidense, la EPA, a Volkswagen, difícilmente podíamos imaginar las repercusiones que tendría para el grupo automovilístico alemán y para la industria del automóvil, en toda su extensión. El fraude de emisiones reconocido por Volkswagen desataría toda una serie de investigaciones, también en Europa, que tratarían de discernir si era cierta la tautología, por otro lado injusta, si Volkswagen ha mentido, todos los fabricantes mienten. Sea como fuere, la situación actual es delicada para muchos otros fabricantes. Renault sigue defendiendo su honestidad, mientras las autoridades francesas siguen investigando a uno de sus fabricantes, y emblemas de la industria del país, por supuesto fraude de emisiones. ¿Cómo se encuentra actualmente el caso Renault?
Hace más de un año saltaban las sospechas de que Renault también había cometido un fraude en el proceso de homologación de emisiones de sus turismos. El mero hecho de que exista una sospecha, como ya vimos en el caso de Renault, hace que los inversores tiemblen, como evidenció el desplome de las acciones de Renault en enero de 2016 y lleva a los departamentos de comunicación de las marcas a apresurarse a lanzar escuetos comunicados en los que defienden su inocencia y tratan de apaciguar los ánimos.
El Ministerio de Ségolène Royal inició una investigación de las emisiones de cien vehículos, de diferentes fabricantes más allá de Renault. Y las consecuencias de la investigación iniciada por la Comisión Royal aún siguen siendo impredecibles, puesto que la «patata caliente» ahora ha pasado a departamentos como la Direction génerale de la concurrence, de la consommation et de la répression des fraudes (DGCCRF), una comisión dependiente del Ministerio de Economía francés que investiga el fraude.
Ayer mismo conocíamos nuevos detalles – mejor dicho, supuestos detalles – acerca de la investigación que está llevando a cabo la DGCCRF. Libération publicaba haber tenido acceso a un documento de 39 páginas de noviembre de 2016 que sirvió a la administración francesa para iniciar una investigación más profunda por fraude a Renault. Un documento en el que se hablaría de las supuestas estrategias fraudulentas empleadas por Renault durante años empleando estrategias llamadas a «manipular las pruebas de emisiones» e «inducir a error a los consumidores». Una conclusión a la que se habría llegado tras encontrarse – durante el proceso iniciado por la Comisión Royal – con notables discrepancias entre las emisiones homologadas por sus automóviles y las emisiones reales.
En ese documento se hablaría también de la posibilidad de que Renault hubiera empleado «dispositivos fraudulentos que modifican el funcionamiento del motor para reducir las emisiones de NOx en las condiciones específicas de las pruebas de homologación». Esa es esencialmente la práctica que habría destapado el escándalo Volkswagen. Aunque de momento no parece que haya pruebas veraces de que, en efecto, se ha manipulado el funcionamiento de algún modelo Renault con este fin y las discrepancias tienen otras explicaciones – que podrían ser legales – como el acondicionamiento de los sistemas anticontaminación que realizan los fabricantes con el fin de evitar averías.
Pero aún hay más…
Según Libération, la investigación a Renault habría tenido acceso a un intercambio epistolar entre diferentes responsables de Renault en los que se habría hecho mención específica a «sistemas anticontaminación inoperantes en carretera, pero útiles durante las pruebas de homologación». Lo cual podría llevar a los investigadores a pensar que no estamos ante un efecto fortuito, ni a una consecuencia del funcionamiento natural de un automóvil, sino ante una práctica destinada a obtener una homologación de emisiones favorable para el fabricante, pero alejada de la realidad. De ser cierto, la existencia de estas conversaciones puede ser, en la práctica, y a efectos legales, casi tan potente como el descubrimiento del sistema fraudulento y su funcionamiento.
Mientras tanto, Renault ya ha publicado un nuevo comunicado (ver comunicado en el portal de prensa de Renault) en el que defiende su inocencia, su colaboración con las autoridades y no confirma la veracidad de las informaciones publicadas por Libération, ni los documentos a los cuales han tenido acceso. Recordemos que Renault aún no ha tenido acceso a estos documentos, ni a ciertos detalles de la investigación.
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