La Inspección Técnica de Vehículos (ITV) es ya un elemento más de cuantos componen el «ecosistema vial» al que estamos acostumbrados los conductores españoles. Su importancia es tal que superar sus inspecciones periódicas es obligatorio para poder circular de manera legal en España, y para superar las inspecciones el estado de nuestro vehículo debe ser el mejor posible. Eso sí, es posible superar la inspección aunque nuestro coche no esté absolutamente perfecto, pero…¿hasta qué nivel se permiten fallos en la ITV de nuestro coche?
La ITV se introdujo hace décadas en nuestro país, aunque la obligatoriedad de superar inspecciones de manera periódica no es tan antigua como algunos podríamos pensar -apenas hace algo más de 30 años que superar una inspección periódica tiene carácter obligatorio- aunque con el paso del tiempo se ha actualizado, analizando cada vez más componentes del vehículo. Este tipo de inspecciones no es única de nuestro país: existe en muchos países de nuestro entorno con un objetivo similar al nuestro: comprobar el estado de los vehículos y garantizar que están en condiciones óptimas de seguridad para circular por la vía pública.
Además de analizar diferentes componentes mecánicos, en las estaciones de ITV se comprueba también que el vehículo cumple una serie de premisas sin las cuales no está autorizado para rodar por vía pública. Hablamos, por ejemplo, de la vigencia de una póliza de seguros que cubra cualquier posible incidente: un vehículo que no tiene seguro no puede ni siquiera ser inspeccionado, de manera que en la práctica un vehículo sin seguro no puede tampoco tener ITV.
¿Qué fallos existen en la ITV?
En una inspección de ITV se pueden distinguir entre diferentes tipos de defectos: los leves, los graves y los muy graves. Las faltas leves no tienen un efecto significativo en la seguridad del vehículo o sobre el medio ambiente. Por ejemplo, puede ser que las luces no estén correctamente reguladas, que el motor presente una ligera pérdida de aceite o que la matrícula no esté correctamente iluminada.
Por otro lado, las faltas graves y muy graves son aquellas que afectan directamente a la seguridad del vehículo y/o a la seguridad del resto de usuarios de la vía. Estos defectos pueden ser, por ejemplo, que las cerraduras del vehículo no funcionen adecuadamente, que la dirección tenga holguras o que los neumáticos no tengan la profundidad de dibujo suficiente.
Es importante destacar que la presencia de una falta grave o muy grave en el vehículo implica la obligatoriedad de reparar el vehículo y volver a pasar la inspección antes de volver a circular. Si el vehículo circula con una falta grave o muy grave, su conductor puede ser sancionado con multas económicas y la retirada de puntos del carnet de conducir. Incluso puede llegar a enfrentarse a la inmovilización del vehículo en el momento en el que es detectado circulando así. De hecho, en el caso de los defectos muy graves, el vehículo debe abandonar la estación de ITV por otros medios que no sea circulando.
¿Con cuántos fallos leves paso la ITV?
La situación cambia cuando se trata de faltas de tipo leve en la inspección del vehículo. Actualmente, no hay un límite máximo de defectos leves que requieran reparación antes de circular, pero es aconsejable hacerlo lo antes posible. Esto supone que en una de estas inspecciones tu vehículo puede presentar varias faltas de este tipo y aun así va pasar la inspección, lo que significa que puedes seguir conduciendo hasta la próxima inspección.
Eso sí, es más que recomendable revisar cuáles son esos fallos (que se especifican en el informe que se nos entrega al finalizar la inspección) y subsanarlos a la mayor brevedad, ya no sólo por una cuestión de seguridad (que también, lógicamente) sino porque además es posible que alguno de esos defectos que a priori no parecen tener una gran importancia pueden derivar en problemas más graves, más difíciles y más caros de solucionar si los dejamos pasar.
