Al cuarto año, de forma alternativa y de manera anual: leyendo estos tres períodos de tiempo lo normal es que hayas pensado en la Inspección Técnica de tu Vehículo. Y de ella queremos hablarte. Es una de las obligaciones ineludibles a las que tenemos que hacer frente como propietarios de un coche, pero ¿sabes que la ITV puede ser voluntaria?
Es una inspección técnica que puede solicitar cualquier conductor en las diferentes estaciones para contar con una revisión independiente a la hora de comprar un coche de segunda mano o de comprobar el estado del nuestro antes de llevar a cabo un trayecto de largo recorrido.
Hay que tener en cuenta, eso sí, que pasar una ITV voluntaria no anula la obligatoriedad de la oficial: si tienes que pasarla anualmente y decides pedir esta revisión adicional, visitarás la estación dos veces en un año. Además, no afecta a la fecha de caducidad de la obligatoria: seguirá siendo la misma.
¿Cómo es una ITV voluntaria?
La ITV voluntaria puede ser de dos tipos: completa o parcial. La primera de ellas es como la habitual, pero en la segunda se comprueba, únicamente, el correcto funcionamiento de algún elemento o sistema específico del vehículo como, por ejemplo, los frenos, la dirección o las emisiones.
¿Cuánto cuesta una ITV voluntaria?
En España, el precio de las inspecciones técnicas lo establece, por ley, cada la comunidad autónoma… menos en Madrid y Murcia, donde las tarifas no están reguladas y el importe es libre. Las ITV voluntarias tampoco tienen regularizado este aspecto así que todo dependerá de tu autonomía y del centro que elijas: lo normal es que tengan un coste inferior al de una ITV periódica y obligatoria.
¿Cuándo hay que pasar una ITV voluntaria?
La Asociación Española de Entidades Colaboradoras de la Administración en la Inspección Técnica de Vehículos (AECA-ITV) aconseja a los conductores llevar a cabo una ITV voluntaria como medida preventiva antes de realizar un desplazamiento de largo recorrido: así pueden garantizar si los sistemas de su coche funcionan correctamente.
Lo mismo pueden hacer a la hora de comprar un vehículo de segunda mano porque la ITV voluntaria les permite saber en qué estado está. A veces, los modelos usados tienen problemas que no se detectan a simple vista, pero sí se pueden identificar a través de una revisión completa que incluye motor, emisiones, frenos, alumbrado… Y, por último, es una manera de comprar si el coche tiene alguna reforma o modificación no homologada.
Un arma de doble filo
Hay que tener en cuenta, como recuerdan desde AECA-ITV, que la voluntariedad de la inspección no afecta al resultado de la inspección y a los defectos encontrados. O lo que es lo mismo: si llevamos un vehículo que obtiene una valoración desfavorable o negativa, tendremos que subsanar los fallos y volver a la estación para que verifiquen la reparación.