La electrificación de Jaguar podría ser mucho más rápida de lo que creemos. Según Autocar informa, la marca británica estaría planeando abandonar al completo la combustión interna. No sólo sería la forma lógica de amortizar el desarrollo de la plataforma MLA para eléctricos – estrenada por el Jaguar I-Pace – sino que aseguraría a la marca una posición privilegiada en el sector de los coches eléctricos premium. En este artículo vamos a intentar desgranar los planes de futuro que los ejecutivos de la marca estarían diseñando en estos momentos.
Según informa Autocar, Jaguar llevaría ya años planeando dar el salto definitivo a los coches eléctricos. El I-Pace fue la primera piedra de este camino (puedes leer la prueba en este enlace) y en los próximos años, lanzarán varios eléctricos puros, abandonando al completo la combustión interna en unos cinco o siete años. Uno de los coches más importantes de esta nueva orientación estratégica será el sucesor del Jaguar XJ, que llegará en 2020 con un tren de propulsión 100% eléctrico. Es un coche que se posicionará como competidor directo de máquinas como el Tesla Model S.
Los actuales Jaguar XE y XF terminarán su ciclo de vida comercial en torno al año 2023, y serían reemplazados por un crossover eléctrico algo más grande que el Audi e-tron. También sería el reemplazo lógico de los Jaguar E-Pace y F-Pace, cuya producción no se extenderá más allá del año 2025. Alrededor de esa época deberíamos conocer la segunda generación del Jaguar I-Pace, que seguirá siendo el buque insignia de la marca a nivel de innovación y propulsión eléctrica – de hecho, aventurar que fuera el primer coche autónomo de Jaguar no sería algo completamente descabellado.
El Jaguar J-Pace será el buque insignia SUV de la marca, un rival para Audi Q8 y BMW X7 que llegará al mercado en dos o tres años. Sería el último en perder los motores de combustión interna,no más tarde del año 2027 – y con todo, tendrá una gama fuertemente basada en motores híbridos enchufables. La gama de Jaguar se racionalizará en torno a cuatro o cinco coches, fundamentalmente crossovers, de los que se venderían unas 300.000 unidades anuales. No obstante, hemos de recordaros en este punto que este «salto de fe» al coche eléctrico aún no ha sido aprobado por la directiva de la marca.
Es un proyecto muy ambicioso y arriesgado, pero podría ser la clave para que la marca escape de su actual situación: las ventas de XE, XF y XJ están decreciendo a nivel global, además de estar afectadas por el «temor» al diésel y la amenaza de un Brexit que sigue sin concretarse. Sus SUV se venden de forma adecuada, y por ello la marca británica tratará de expandir sus raíces en el terreno de los crossover. Un terreno en el que debe diferenciarse de Land Rover. Una diferenciación que permitiría a Land Rover mantener su actual imagen de marca y sus modelos más tradicionales.
Fuente: Autocar
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