Con el el Proyecto Tucana el fabricante británico Jaguar – Land Rover pretende aumentar la autonomía eléctrica de sus vehículos híbridos enchufables y eléctricos, además de conseguir una reducción de las emisiones de CO2 de 4,5 millones de toneladas entre 2023 y 2032. Pero, ¿en qué consiste el llamado Proyecto Tucana?
Se trata de una iniciativa que posee un marcado carácter académico en la que se investiga el uso de materiales compuestos ligeros y nuevas tecnologías de fabricación para poder el ahorrar el mayor peso y espacio posible en todo el vehículo, lo que se traduce en un menor consumo eléctrico y en la posibilidad de poder incorporar baterías de mayor tamaño. Obviamente esto conllevaría una mayor autonomía, pero si se aumenta la capacidad de esa batería, también lo hace la huella de carbono de ese vehículo a razón de 177 kg / kWh (en la baterías de iones de litio, tal y como os contamos cuando comparamos la huella de carbono de un coche eléctrico con uno de gasolina). Por tanto, a priori esa reducción de las emisiones de CO2 sólo serían posibles si se baja el peso y se mantiene la capacidad de la batería, jugando solamente con ese menor consumo eléctrico.
En concreto, la idea de los británicos es sustituir el aluminio y acero por materiales compuestos para crear chasis y motores ligeros. De hecho, ya han desarrollado un monocasco en fibra de vidrio y fibra de carbono, materiales que se caracterizan precisamente por su bajo peso y alta resistencia, consiguiendo así una rigidez un 30 % superior y un peso 35 kg inferior, prometiendo que para el próximo año 2022 esperan tener operativa una flota de pruebas del prototipo Tucana.
Jaguar – Land Rover ha realizado una fuerte apuesta por los PHEV en los últimos meses
Recordemos que Jaguar – Land Rover ha realizado una fuerte apuesta por los híbridos enchufables, pues en los últimos meses se han ido incorporando este tipo de motorizaciones a prácticamente toda su gama de modelos, siendo las últimas el Land Rover Defender P400e y el Range Rover Velar P400e, con 404 CV de potencia combinada y 650 Nm de par motor gracias al empleo de un dos litros turbo de gasolina de 300 CV y a un motor eléctrico de 143 CV que se alimenta de una batería de 19,2 kWh y 17,1 kWh de capacidad bruta, respectivamente. Así pues, con todos ellos el grupo inglés se asegura cumplir con la normativa europea de emisiones y ahorrarse las cuantiosas multas por exceder los famosos 95 gramos de CO2.
Sin embargo, llegados este punto cabe recordar el «pequeño contratiempo» que sufrieron los británicos en el momento de poner a la venta a los hermanos pequeños Range Rover Evoque P300e y Land Rover Discovery Sport P300e, ambos con 309 CV de potencia combinada, pues las cifras WLTP que estimadas que publicó para las homologaciones WLTP no fueron refrendadas en los correspondientes ensayos, por lo que la comercialización de ambos modelos se pospuso, marcando actualmente unas emisiones de C02 mayores a las declaradas inicialmente, así como una autonomía en modo eléctrico ligeramente menor.
No obstante, la marca prometió trabajar para mejorar esos valores en futuras revisiones, y quizá aplicar ahí parte de los conocimientos del Proyecto Tucana sea clave, incorporando ciertos paneles del chasis en materiales compuestos, por ejemplo, aunque todo apunta que los modelos que realmente se beneficiarán de estos avances sean el futuro J-PACE (un SUV eléctrico de la firma del felino que completaría la oferta junto al actual I-PACE), así como un rumoreado Range Rover eléctrico.