Jim Glickenhaus está harto. Y podemos entender sus motivos, siendo el principal la falta de homogeneidad, estándares y control independiente en este tipo de récords, más «marketinianos» que otra cosa. De unos años a esta parte se ha desatado una verdadera batalla de tiempos en el Infierno Verde: los tiempos de vuelta no han hecho más que bajar, mientras que las polémicas no han dejado de sucederse. La última, la del récord del Lamborghini Huracán Performante. El superdeportivo italiano ha generado muchas dudas a raíz de su vídeo oficial, que ha motivado duras declaraciones por parte de Glickenhaus.
Estas declaraciones acusaban a Lamborghini de alterar el vídeo del Huracán Performante, que según el coleccionista y constructor de coches estadounidense, sería más lento que los 6 minutos y 52 segundos declarados por la marca. En el propio Salón de Ginebra la marca ha optado por aclarar que usó unos neumáticos semi-slick opcionales y ha suministrado la telemetría de la vuelta. Este récord pone en evidencia la falta de estándares en estas vueltas cronometradas, sancionadas únicamente por la marca que las organiza – y que por tanto quiere lograr el tiempo más bajo posible a cualquier coste.
Nada impide a un fabricante publicar la suma de los tiempos más rápidos de cada sección, en lugar de una vuelta completa. Tampoco nada les impide usar compuestos especiales en sus neumáticos, aceites especiales o aditivos en el combustible. Si ya lo hacen con los consumos homologados – sujetos a normativa europea – ¿por qué no iban a hacerlo si su reputación está en juego? Lo que Glickenhaus propone es crear una copa oficial de tiempos para fabricantes. Una especie de campeonato en el que todos los participantes deban jugar bajo las mismas reglas, escrutadas por un mismo organismo indpendiente – como la FIA.
El objetivo de esta copa sería determinar en condiciones iguales qué coche es más rápido alrededor del Infierno Verde. Por ejemplo, una regla sería que todo coche usara neumáticos de serie en sus vueltas rápidas. Glickenhaus afirma que está en conversaciones con las autoridades del Nürburgring para llevar a buen puerto este campeonato, que sería celebrado de forma oficial durante unos días al año. Por supuesto, Glickenhaus es parte interesada: su SCG-003 de calle debería ser capaz de dar una vuelta al circuito en seis minutos y medio, y nada haría más feliz al americano que una demostración pública frente a sus rivales.
Aunque las intenciones de Glickenhaus nos parecen en su mayor parte loables – no olvidemos que quiere también demostrar que su SCG-003 es superior que los McLaren P1 o Porsche 918 Spyder – lo cierto es que muy pocos fabricantes aceptarán su órdago. No quieren que sus tiempos, cuidadosamente seleccionados y madurados en larguísimas sesiones de práctica, sean sujetos a un control demasiado estricto. Veremos en qué queda esta iniciativa, que aún no ha sido oficializada ni hecha pública.
Fuente: Carscoops
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