Cuando creíamos que Koenigsegg era incapaz de sorprendernos una vez más… volvemos a equivocarnos. El Salón de Ginebra habría sido el escenario elegido para su presentación al público del nuevo Gemera. Es el primer coche de cuatro plazas de la marca sueca, un GT de altos vuelos y unas credenciales prestacionales impresionantes. Más que un GT de altos vuelos, deberíamos decir que es un hiperdeportivo en formato GT, con 1.700 CV de potencia máxima y unas prestaciones capaces de dejar en ridículo a coches como el Bugatti Chiron.
Gemera: el primer híper-GT de todos los tiempos
El Koenigsegg Gemera es el primer coche con cuatro plazas reales de la marca, pero solo tiene dos puertas. Dos puertas de apertura vertical, que revelan un habitáculo amplio y diáfano con cuatro asientos tipo baquet. Una pantalla de grandes dimensiones ocupa la consola central en formato tablet y una instrumentación digital se monta frente al volante. El color amarillo del interior aporta una nota de contraste con la fibra de carbono de la que el resto del coche presume. Incluso su monocasco está construido en una sola pieza de este carísimo material.
El diseño del coche nos recuerda al resto de modelos de la gama, pero incluso podemos ver reminiscencias del pasado de la marca en sus líneas. Personalmente me gustan sus líneas fluidas, sus ópticas de diseño muy cuidado y la toma de aire del motor térmico, situada en el paso de rueda trasero. Su aerodinámica está muy trabajada, y cuenta con un gran difusor trasero, además de elementos activos. Este coche es capaz de alcanzar los 400 km/h, por lo que ninguna forma o superficie es casual o caprichosa. Pero lo realmente revolucionario, está bajo su piel.
El Koenigsegg Gemera es un híbrido enchufable de altísimos vuelos. Es un híbrido enchufable, con tres motores eléctricos, un motor térmico de tres cilindros y tracción a las cuatro ruedas. Sus 1.700 CV de potencia máxima y 3.500 Nm de par máximo combinado le permiten hacer el 0 a 100 km/h en solamente 1,9 segundos, con una velocidad punta superior a 400 km/h. Su aceleración deja al Bugatti Chiron en ridículo y promete ser físicamente dolorosa para sus ocupantes. La batería del coche está montada bajo el habitáculo, y permite recorrer 50 km en modo 100% eléctrico.
La propulsión del coche puede ser 100% eléctrica hasta los 300 km/h, gracias a los 1.100 CV combinados de sus tres motores eléctricos. Dos motores eléctricos están montados en cada rueda trasera, y el tercero, está montado a la salida del cigüeñal del motor térmico, que envía su potencia al tren delantero. El motor térmico ha sido llamado Tiny Friendly Giant (TFG) por la marca. Tiene solo tres cilindros y dos litros de cubicaje, y sus válvulas están completamente controladas de forma electrónica, sin árboles de levas conectados al cigüeñal.
El sistema Freevalve le permite ser muy eficiente, y su doble sobrealimentación por dos turbos en serie consiguen que desarrolle 600 CV y 600 Nm de par motor. No por ser un tricilíndrico sonará mal: está conectado a un escape Akrapovic especialmente diseñado al efecto. Este motor puede quemar gasolina convencional, etanol puro, bioetanol E85 o combustibles neutrales en CO2. Curiosamente, no hay referencia alguna a cajas de cambios. El motor Freevalve podría transmitir su potencia a través de un acoplamiento hidráulico, al estilo Regera.
Este punto no ha sido aclarado, pero tendría sentido teniendo en cuenta la trayectoria de la marca. El coche tendrá un peso inferior a los 1.900 kilos, meritorio teniendo en cuenta el peso de las baterías y sus cuatro motores. Solo se producirán 300 unidades, a un precio aún por determinar, pero estimado en el entorno de 1,7 millones de euros.