¿Cómo se define el origen de un fabricante de coches? Esta es quizá la cuestión que subyace tras el dilema de Bugatti. El fabricante, para unos francés y para otros tantos italiano, lleva décadas planteando esta enorme duda con argumentos de todos los tipos y para todas los públicos. La versión oficial está más o menos clara, pero aún así vamos a realizar hoy un repaso histórico, y también anecdótico, para descubrir si Bugatti es verdaderamente un fabricante francés, o si por contra es un fabricante italiano.
¿Por qué Bugatti es italiana?
Como todo buen fabricante de renombre, Bugatti debe su denominación a su fundador: Ettore Arco Isidoro Bugatti (1881-1947). Teniendo en cuenta esto, desde este prisma, que es el defendido por muchos, Bugatti es tan italiana como el Coliseo, la Vespa o la Mozzarella. Esta realidad no debería extrañarnos, pues esta máxima que usa la procedencia de un fundador se aplica por igual a decenas de fabricantes, de coches o cualquier otra cosa. Es más, mal que pese a muchos defensores de la procedencia de una marca en función de su producción, no debemos pasar por alto que en 1987 Bugatti comenzó la que quizá fue su época más italiana a través de la adquisición realizada por Romano Artioli, compra que dio lugar a la construcción de una nueva fábrica en Campogalliano, Italia, trasladando toda la actividad de la marca a suelo italiano, dando vida al icónico Bugatti EB110… y a una nueva quiebra en 1995.
El verdadero origen (francés) de Bugatti
Pero la realidad es que Ettore Bugatti emigró a Francia para sentar las bases de lo que fue la Bugatti original, la de su primera gran época de esplendor cuya meta era superar a Rolls-Royce y Maybach. La fundanción de Bugatti se produjo en 1909 en Molsheim, Alsacia, una región francesa que durante el periodo de 1871 a 1919 fue parte del Imperio alemán. Así, y hasta su desaparición en 1962 tras verse seriamente afectada por los conflictos de la Segunda Guerra Mundial, la Bugatti más francesa, lujosa y exclusiva fue la que dio imagen y notoriedad a la marca. Tras este periodo, y aunque hubo varios intentos para reflotar la marca tras la guerra, Bugatti cerraba sus puertas definitivamente en 1962, permaneciendo en el olvido 25 años hasta la llegada de Artioli.
La realidad actual de Bugatti: sobre todo, alemana
Y llegamos entonces a la segunda edad dorada de Bugatti, una era que comienza con la adquisión por parte del grupo Volkswagen en 1998 como parte del ambicioso proyecto de Ferdinand Piëch. Volkswagen compra los derechos de Bugatti a Artioli, estableciendo un plan de negocio en donde la firma vuelve a sus orígenes, incluyendo el establecimiento de su sede y factoría en Molsheim. Así, con la entrada en el grupo Volkswagen, Bugatti recupera sus orígenes franceses con ese halo de lujo y exclusividad, algo que la marca ha defendido con vehemencia desde sus primeros proyectos ya bajo el control del gigante alemán.
Ello no quita para que a nivel de ingeniería, Volkswagen haya convertido a Bugatti en el escaparate tecnológico de todo el grupo. Desde el Veyron al Chiron, pasando por los nuevos Divo o La Voiture Noire, todo son proyectos realizados bajo el Know-How del grupo. Así, los avances e hitos alcanzados en todos estos coches, tarde o temprano tienen impacto en el resto de fabricantes del grupo. Así, de fundador italiano, pero con fabricación en Francia, Bugatti es ahora más alemana que otra cosa.
Dicho lo cual, las reminiscencias a los inicios de la marca y esos orígenes franceses son constantes en esta nueva etapa, algo que Bugatti ha aprovechado para la denominación de sus coches, el lanzamiento de modelos y ediciones especiales inspirados en figuras relevantes de la marca (Chiron, Divo, Rembrandt, Jean Bugatti, etc.) y, por supuesto, preservar su historia en pos de mantener el estatus como uno de los fabricantes más exclusivos y caros del mundo.
Como anécdota, pese a esa defensa de Bugatti de su origen francés con producciones tan recientes como La Votiure Noire homenajeando al cotizado Type 57 SC Atlantic, es justo reconocer que la firma francesa tampoco reniega de su etapa italiana, creando en 2019 el Bugatti Centodieci como tributo al EB110 Super Sport; llegando incluso a presentarlo en la factoría abandonada de Campogalliano.