Dentro de la reciente historia de Bugatti encontramos innovaciones de todo tipo y condición en pos de conseguir las más altas prestaciones, siendo el Bugatti Bolide la más clara y extrema demostración de esta apuesta. Pero dentro de todas esas locas ideas empleadas por Bugatti, hay una que llama especial atención en el caso del radical hiperdeportivo, pues aunque haya pasado desapercibida para muchos, se trata de un avance sumamente importante que podría llegar a muchos otros coches.
Serán 40 unidades las que se fabricarán del Bugatti Bolide, un coche que nació como la visión más extrema de la receta técnica del Chiron para dar lo mejor de sí en los circuitos. Dejando atrás cualquier límite impuesto por las normativas de homologación, Bugatti dio rienda suelta a sus ingenieros y diseñadores para crear la máquina definitiva, lo que entre otras cosas supuso dar vida a un elaborado trabajo aerodinámico que esconde soluciones tan curiosas como la que nos ocupa hoy.
Inspirándose en la aerodinámica que esconde una pelota de golf en su superficie, los ingenieros de Bugatti apostaron por una solución bastante inverosímil. Hablamos de una solución basada en la aerodinámica activa, lo que permite modificar el comportamiento del coche en función de ciertas necesidades. De este modo, a lo largo de la enorme toma de admisión instalada sobre la cabina para alimentar al monstruoso motor 8.0 W16 Quad-Turbo de 1.600 CV, Bugatti ha instalado 60 burbujas inflables para poder modificar el flujo de aire que las atraviesa. Estas burbujas permanecen inmóviles por debajo de 80 Km/h, hinchándose para ganar 10 mm de altura a partir de esta velocidad, lo que permite reducir en un 10% el arrastre en este punto y reconducir el aire hacia el alerón trasero.
Con esta peculiar solución, que es la primera vez que se usa en un coche de producción en serie, Bugatti asegura haber conseguido un mejor comportamiento a alta velocidad al incrementar la carga aerodinámica. Obviamente no es la primera vez que vemos el uso de aerodinámica activa en coches de producción, siendo cada vez más habitual ver flaps y spoiler móviles capaces de modificar su inclinación para adaptar el comportamiento del coche en tiempo real, algo que por ejemplo hemos disfrutado en primera persona en nuestra prueba del Porsche 911 GT3 RS en Silverstone
Sea como fuere, el Bugatti Bolide está llamado a ser uno de los coches más rápidos que jamás se hayan fabricado, pues ya en su presentación prometió ser capaz de batir el crono de un Hypercar del WEC en el circuito de Le Mans. Casi nada.