Cuando en los medios de comunicación hablamos de movilidad, de coches eléctricos e híbridos, e incluso de patinetes eléctricos, somos un poco egoístas, pues siempre nos estamos refiriendo a grandes ciudades como Madrid o Barcelona, olvidándonos de los cientos de pequeños pueblos que hay en nuestra geografía y para los que también constituyen una solución de movilidad igual de interesante. Te cuento por qué.
Yo soy de pueblo y vivo en un pueblo, un pueblecito de poco más de tres mil habitantes, en el que eso del coche eléctrico parece un invento del futuro que no llegará, sobre todo si echamos un vistazo a su parque móvil en el que los Land Rover Santana, Suzuki Vitara y Nissan Terrano con los reyes. Sin embargo, cualquier pueblo como el mío reúne muchos de los requisitos que se alinean con el perfil de uso ideal de los coches eléctricos e híbridos enchufables.
Cualquier pueblo puede ser un entorno ideal para un eléctrico o PHEV
Para empezar, es común disponer de un enchufe a mano donde cargar el coche, ya que aunque no se cuente con un garaje, es muy fácil aparcar en la propia puerta de casa y usar una alargadera para poder cargar el coche (yo lo he hecho, y sí, han mirado raro). Con ello ya se solventa uno de los principales escollos, pues como te hemos contado, el ahorro económico de un coche eléctrico radica en poder cargarlo en casa a un coste de unos 10-15 cénts./kWh, y no en un punto de carga rápida a más de 50 céntimos.
A partir de aquí podemos considerar dos opciones. Por un lado, un híbrido enchufable capaz de recorrer unos 50 km en modo eléctrico es una alternativa bastante interesante si tenemos en cuenta que los desplazamientos por este tipo de puebles son cortos y que ir hasta una población vecina (por trabajo, a hacer compras…) rara vez supone más de 10 ó 15 km de recorrido. Además, a la hora de emprender viajes o desplazamientos más regulares hasta núcleos de población de mayor tamaño, normalmente la capital de provincia correspondiente, no suponen mayor problema gracias al motor térmico.
Por otro lado, un similar argumento podemos aplicar al coche eléctrico, ya que hoy en día es fácil conseguir una autonomía real en cualquiera de ellos de 250 km en las opciones más económicas del segmento. Una autonomía más que suficiente para todos esos desplazamientos en el mismo pueblo o por la comarca, y hasta incluso aceptable si no se realizan muchos viajes o esa capital de provincia no está muy lejos.
Con todo ello, podemos decir que comprar un coche eléctrico o híbrido enchufable no sólo es cuestión de conseguir la etiqueta CERO de la DGT y vía libre para acceder al centro y aparcar gratis, sino que lo más importante es analizar nuestras necesidades y ver si están alineas que lo que nos ofrecen estos coches, los cuales no son un bien exclusivo de la urbe, sino también del mundo rural.