Mientras la industria del automóvil, y los compradores, en general, muestran su preocupación por el panorama que nos espera, con la prohibición de los coches de combustión interna en 2050, el futuro más próximo, y el presente, nos muestran que la mayor preocupación estará en las ciudades, y en las restricciones a los coches más antiguos, especialmente a los diésel más antiguos. Essen y Gelsenkirchen, en Alemania, se unen a ciudades como Berlín, Hamburgo, Frankfurt, y Stuttgart, que ya han establecido restricciones al tráfico en algunas de sus vías principales.
La prohibición a los diésel más antiguos en Essen y Gelsenkirchen
La decisión de restringir el tráfico en las ciudades de Essen y Gelsenkirchen llega tras una decisión judicial, motivada por la denuncia de la asociación de protección medioambiental Deutsche Umwelthilfe (DUH). Sus denuncias han puesto de relieve el problema de contaminación que sufren muchas ciudades. Y los juzgados alemanes han considerado, en los fallos de los últimos meses, que prevalece la protección de la salud de los ciudadanos, al derecho a la circulación de aquellos que conduzcan coches diésel antiguos y contaminantes. En Essen y Gelsenkirchen se impondrán restricciones, prohibiciones al tráfico, que sobre todo afectarán a los diésel más antiguos y que llegan incluso a ocupar parcialmente una autopista.
La jurisprudencia ha hecho, primero, que denuncias como las promulgadas por la DUH prosperen. Y segundo, que las administraciones locales, los ayuntamientos, no solo tengan derecho a restringir el tráfico por la cuestión medioambiental, sino que deban hacerlo por imperativo legal, en muchos casos conminados por una decisión judicial.
La prohibición a los diésel en Alemania, y el caso español
La situación en España presenta algunos paralelismos con el caso alemán y, sobre todo, lo sucedido en Alemania debería darnos algunas pistas de lo que también puede suceder en nuestro país muy pronto.
Las restricciones al tráfico aún no han llegado al ámbito judicial, aunque algunas ciudades, como Madrid y Barcelona, sí que han tenido que establecer planes de contingencia en episodios de alta contaminación, y restricciones permanentes, por rebasar los límites impuestos por la Unión Europea. En el caso español, el instrumento para llevar a cabo esta restricciones es el etiquetado de emisiones de Tráfico. Este etiquetado hace que los vehículos que se vean más afectados sean los más antiguos y, sobre todo, los diésel más antiguos. En el caso de coches modernos, un diésel matriculado a partir de 2014 tiene la misma consideración que un coche de gasolina matriculado a partir de 2014, pero también que un gasolina matriculado a partir de 2006.
Decíamos que, hasta la fecha, ningún juzgado ha impuesto a un ayuntamiento establecer restricciones al tráfico. Lo que sí ha trascendido estos días es que, de aprobarse la Ley de Cambio Climático y Transición Energética, podría imponerse a los ayuntamientos de localidades con más de 50.000 habitantes establecer restricciones al tráfico, en una zona de baja emisiones, en los próximos cinco años.