A juzgar por la historia que podemos leer en la mayoría de las biografías sobre Ferruccio Lamborghini y la propia historia de Lamborghini, como fabricante de deportivos, Ferruccio era un hombre de fuertes convicciones y con un carácter y una forma de entender el trabajo de una marca como la suya un tanto peculiar. La propia fundación de Lamborghini es en sí misma uno de los mejores ejemplos del carácter de Ferruccio. Como lo era su decisión de que Lamborghini no estuviera presente en la competición, un escaparate perfecto para cualquier constructor de deportivos, e incluso el fin último de marcas como Ferrari. Tal vez por eso deba sorprendernos, y mucho, que Lamborghini haya producido más de 200 deportivos de carreras en solo 24 meses. 200 unidades de las versiones GT3 y Super Trofeo del Lamborghini Huracán que se producen en las mismas líneas de las que salen sus deportivos de calle.
Lamborghini Huracán EVO
Lamborghini anunciaba la fabricación de la unidad número 201 el pasado 18 de enero. Eso quiere decir que, desde que comenzase a producirse para la temporada 2015, ya se han fabricado 201 unidades del Lamborghini Huracán destinadas a la competición. El Lamborghini Huracán Super Trofeo ya ha superado las 140 unidades, un modelo destinado al campeonato monomarca de Lamborghini que recorre los circuitos de Europa, Asia, Norteamérica y Oriente Próximo.
Por otro lado tenemos el Lamborghini Huracán GT3, un coche de carreras-cliente destinado a campeonatos de GT, del cual se han producido ya otras 60 unidades.
Aunque Lamborghini también estuvo activa en los circuitos durante la época del Lamborghini Gallardo, en total se construyeron 106 unidades de su versión Super Trofeo entre 2009 y 2014. Con lo cual el Lamborghini Huracán de carreras consiguió superar los registros de su predecesor en apenas un año. Otro ejemplo de la filosofía de Lamborghini, y del enfoque de sus coches de carreras, es que estos se produzcan junto a sus deportivos de calle.
Por otro lado, también podríamos asegurar que Lamborghini ha fabricado más deportivos de carreras en los últimos años que en sus más de cincuenta años de historia. La política de no competir en el automovilismo de Ferruccio generaría multitud de tensiones con sus ingenieros, especialmente con aquellos amantes de la competición que llegaron en sus primeros años procedentes de Ferrari. El proyecto de un deportivo de motor central que desembocó en el Lamborghini Miura podría haber partido precisamente de un trabajo no autorizado, que sus ingenieros llevaron a cabo en sus ratos libres. Su política de no competir también llevaría a Lamborghini a perder a uno de sus activos más importantes, Gian Paolo Dallara, a finales de los sesenta.
Lamborghini no se replantearía aquella política de no competir de Ferruccio hasta la adquisición de la marca por parte de Chrysler. Y aunque aquella tradición de no estar presentes en la competición ya se haya roto, hasta llegar al punto que nos encontramos actualmente, es evidente que aún sigue influyendo en la estrategia a seguir por Lamborghini y en su presencia en campeonatos determinados, sin el grande dispendio económico que supondría apostar por campeonatos tan importantes como la Fórmula 1 o Le Mans.
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