El Lancia Delta HF Integrale es considerado para muchos el último Lancia verdadero. El último gran deportivo de la marca, antes de que fuera descarrilada por la gestión de Fiat, relegada a un espectro pseudo-premium que nunca llegó a cuajar, y la hizo languidecer durante décadas hasta su práctica desaparición actual. Por eso el Delta Integrale es un coche tan especial. Fue un coche creado con el propósito de homologar los coches de rallye del Grupo A, y su versión Evoluzione con motor de 16 válvulas es la más deseada y cotizada. Ahora bien, ¿tanto como para tener un precio final cercano a los 200.000 euros?
El precioso ejemplar en color Giallo Ferrari que tenéis en pantalla será subastado en la subasta «Icons» que tendrá lugar en Nueva York el próximo mes de diciembre. Al contrario que las 200 unidades de aquellos carreras-cliente de producción requeridos para homologar los coches del Grupo B, para homologar un Grupo A se requería la producción de 5.000 coches de calle. Lancia respondió transformando el sensato Lancia Delta diseñado por Giugiaro en un bestial coche de carreras matriculado, dotado con tracción integral permanente y un explosivo motor 2.0 turbo descolgado por delante del eje delantero.
Los Delta Integrale partían de la base de los hot hatch Delta HF, a los que se instaló un sistema de tracción total con un acoplamiento central Ferguson y un diferencial trasero Torsen, directamente derivado del Lancia Delta S4 del Grupo B. Centrándonos en el coche que nos atañe – y tras años de producción de los Integrale, con culatas de 8 y 16 válvulas – Lancia produjo entre 1991 y 1992 sólo 400 unidades pintadas en «Giallo Ferrari» del exclusivo Delta Integrale Evoluzione. Una de las modificaciones más visibles con respecto al resto de los Integrale era su mayor ancho de vías, hasta 60 mm más anchas en el eje trasero.
El kit de carrocería resultante le hacía parecer mucho más agresivo, mucho más amenazador. El capó estaba abombado para poder albergar adecuadamente la nueva culata de 16 válvulas de su motor 2.0 turbo, que había sido potenciado hasta los 210 CV. Puede que esta potencia hoy en día nos parezca poca, e incluso algunos utilitarios la superan, pero debemos tener en cuenta que eran 210 CV de los de antes. 210 CV mucho más vivos, mucho más bravos y desde luego, entregados de forma mucho menos benévola. Con apenas 1.300 kilos de peso, era capaz de hacer el 0 a 100 km/h en apenas seis segundos.
No obstante, más importante que las cifras puras era su rendimiento en curva, su dinámica excelsa. Su dirección se había endurecido, al igual que sus amortiguadores y su cambio manual de cinco relaciones. Su kit aerodinámico tenía un alerón ajustable y su instrumentación de agujas amarillas era un verdadero centro de información analógica. Sus asientos deportivos de cuero fueron en muchas unidades reemplazados por baquets, y su motor potenciado, llegando incluso a doblar su potencia. Muchas unidades fueron preparadas para competir, pero esta unidad en concreto retiene un estado absolutamente original.
Solo tiene 6.487 kilómetros en el odómetro e incluso se conservan todos los libros y herramientas originales del vehículo, matriculado originalmente en Italia. Es posible que el valor de estos coches suba aún más próximamente: al cumplir 25 años su importación a EE.UU. ya es legal.
