El Land Rover Defender está a punto de volver al mercado. El mítico todoterreno de Land Rover se volverá a presentar tras varios años de ausencia del modelo clásico, cuya estructura básica apenas había cambiado en más de seis décadas. Aunque el nuevo Land Rover Defender será realmente capaz fuera del asfalto nunca tendrá la reputación intachable y la imagen del modelo clásico, un icono en sí mismo. Aunque lleva sin producirse tres años, Land Rover no le ha dado la espalda y en pleno 2019 ha anunciado un kit de mejora para su clásico. Si te quejabas de su comportamiento en carretera o su falta de potencia ya no tendrás excusa.
Land Rover ofrece estos paquetes de modificaciones para los Defender 90 y Defender 110 construidos entre los años 1994 y 2016 – es decir, una gran parte de los Land Rover Defender aún en circulación. Estéticamente, están inspirados en el brillante Defender Works V8, equipado con un V8 de altas prestaciones y producidos en estricta tirada limitada como canto de cisne de los Land Rover Defender «clásicos». De los Works es de donde heredan unas llantas de 18 pulgadas, de diseño muy característico. En cuanto a suspensiones, Land Rover ha querido mejorar considerablemente su comportamiento en carretera.
Land Rover Defender
Si usas tu Defender fuera del asfalto quizá no sea la modificación más indicada, pero lo agradecerás si ruedas mucho en carretera. Se pueden instalar nuevas barras estabilizadoras, nuevos cojinetes, nuevas bieletas y nuevos amortiguadores, más rígidos. Además, puedes montar en tu Defender diésel los frenos de alto rendimiento del Works V8, con nuevos discos, pinzas y pastillas de freno en ambos ejes. A ello se han de sumar unos nuevos neumáticos, que tratan de encontrar ese delicado equilibrio entre un buen comportamiento en carretera y un buen rendimiento ante obstáculos off-road.
El broche final lo pone un paquete de potenciación para su motor diésel. Sólo se podrá equipar en los Land Rover Defender construidos a partir del año 2012, equipados con un motor 2.2 TDCi de origen Ford, con 122 CV de potencia en origen. El resultado final de la potenciación – mediante modificaciones electrónicas en la ECU – es una potencia final de 161 CV, acompañados de un cuantioso par motor de 463 Nm. Gracias a ello, el Defender es capaz de alcanzar una «fulgurante» velocidad punta de 170 km/h. Curiosamente, es la velocidad punta autolimitada por electrónica (y seguridad) de los Works V8.