Frank Rothwell es un inglés de 67 años. Y desde hoy mismo es nuestro héroe. Este británico retirado es un especialista en motores de vapor y ferrocarriles antiguos. Posiblemente trabajó en sus tiempos mozos como conductor de trenes, pero su afición por los motores de vapor va mucho más allá. Construyó hace años un camión propulsado por un motor de vapor, pero su último proyecto ha sido aún más alocado. Ha rescatado del abandono un Land Rover Defender clásico y ha construido a mano un motor de vapor, que le permite moverse a una velocidad máxima de unos 25 km/h. Nos encanta.
El nombre de este Land Rover Defender clásico es Mildred, en referencia al vocablo inglés «mildew», que significa moho en castellano. Ese era el apodo del coche, comprado en un estado ruinoso a una empresa de construcción. Rothwell se pasó unas 400 horas restaurando el todoterreno, además de invertir aproximadamente 24.000 libras en esta criatura. Como el motor convencional del Defender era irrecuperable, decidió construir un motor de vapor, que instaló a continuación en la parte frontal del 4×4. Sí, Rothwell tenía mucho tiempo libre, además de conocimientos extensos y dinero.
Land Rover Defender
El propio arquitecto de esta creación reconoce que su hobby es un tanto peculiar y que su mujer se lo consiente «porque así no se pasa todo el día bebiendo en el pub». Su Land Rover Defender parece actualmente una pequeña locomotora, de hecho, su caldera es de forma cilíndrica y está situada delante, asemejándolo a un pequeño tren – y sonando igual. La parte complicada de todo motor de vapor es la encargada de convertir la fuerza del vapor presurizado en tracción mecánica. Los complejos engranajes, ruedas y pistones situados delante del parabrisas son los que se encargan de enviar la fuerza a sus ruedas.
No somos expertos en motores a vapor, pero asumimos que Rothwell haya encontrado una forma de hacer que el motor de vapor transmita su fuerza a la caja de cambios original del Land Rover. El motor original del Land Rover tenía apenas 75 CV. El motor de vapor no tiene una potencia conocida, pero dudo que llegue a los 30 CV: su velocidad máxima en carretera es de apenas 25 km/h. No es un coche ideado para ser rápido, ni práctico, ni cómodo: es un juguete, un juguete para niños bastante crecidos, casi ancianos de hecho. Pero no me digáis que no tiene más encanto que cualquier coche moderno.
Consume unos 40 kilos de carbón por hora de funcionamiento y en vez de un depósito de gasolina, lleva una carbonera a bordo. Increíble pero cierto. El repostaje consiste en abrir la puerta de la caldera, meter carbón dentro y azuzar el fuego. Al menos Rothwell no pasa frío en invierno, a pesar de que su Defender no tiene techo.
Fuente: Telegraph