En estos momentos mi compañero David Villarreal está en Grecia, probando la nueva generación del Range Rover Evoque. Esta segunda generación tiene sobre sus hombros una enorme responsabilidad: revalidar el éxito de su primera generación. No me equivoco si afirmo que el primer Range Rover Evoque garantizó la supervivencia de Land Rover durante los últimos años, además de financiar el desarrollo de coches como el Land Rover Discovery o el Range Rover Velar. Desde su lanzamiento en 2012, se han vendido más de 750.000 unidades del SUV compacto premium. ¿Qué ocurrirá con su segunda generación?
El mundo del automóvil ha cambiado de forma radical en los últimos siete años. El panorama actual nada tiene que ver con el de entonces: el mercado estaba absolutamente dieselizado y la competencia en el mercado de los SUV era bastante inferior a la actual. En aquél escenario el Range Rover Evoque desembarcó con una propuesta muy diferente, especialmente a nivel de diseño. Fue un coche que rompió de raíz con los cánones de estilo y el posicionamiento tradicional de Land Rover. Este carácter rompedor pronto le granjeó boyantes ventas, coronando las listas de ventas del segmento en muchos mercados.
Land Rover Range Rover Evoque
Ahora bien, el mercado de los SUV premium es muy diferente en 2019. Para empezar, los clientes demandan cada vez más motorizaciones de gasolina, en un escenario de infundado temor y aversión al diésel, tanto por parte de los clientes como las autoridades. En este escenario Land Rover juega con cierta desventaja, ya que es la marca con más proporción de coches diésel en nuestro país. Hasta ahora Land Rover carecía de coches híbridos, más allá de carísimas versiones enchufables de los Range Rover y Range Rover Sport. Afortunadamente, la situación cambia con el nuevo Range Rover Evoque.
Desde su lanzamiento estará disponible en versiones micro-híbridas, que combinan motores térmicos – tanto diésel como gasolina – con un pequeño motor eléctrico para reducir sus emisiones… y lograr la preciada etiqueta ECO de la DGT. Los motores del Range Rover Evoque serán mecánicas diésel y gasolina de cuatro cilindros de la familia Ingenium, y en 2020 llegarán las versiones de tres cilindros. Los motores tricilíndricos serán la parte térmica de un esquema híbrido enchufable, que debería permitir circular en modo eléctrico durante unos 50 km. A efectos normativos, serán considerados coches eléctricos.
El Range Rover Evoque de segunda generación es un coche de diseño evolucionario con respecto a su predecesor. Si bien se ha modernizado y sigue manteniéndose fresco y vanguardista, sus rivales se han puesto las pilas. Los Audi Q3 o los Volvo XC40 tienen un aspecto muy cuidado y moderno, algo clave en un segmento en el que el coche debe necesariamente entrar por los ojos. El nuevo Evoque está construido sobre una plataforma completamente nuevo y su interior habría mejorado las calidad de su predecesor, además de tener una mayor carga tecnológica y una conectividad de primer nivel.
Es un lanzamiento crucial para Land Rover. Una marca cuyas instalaciones están en estos momentos amenazada por un Brexit duro, además de enfrentarse a un escenario de ventas decrecientes – sus ventas cayeron un 6,9% a nivel global en 2018 y un 7,8% en el mercado europeo. El Evoque necesita ser un verdadero revulsivo de ventas en un mercado europeo altamente competitivo, estancado a nivel comercial, amenazado por normativas cada vez más restrictivas y en rápido proceso de cambio. El Range Rover Evoque es un verdadero all-in para Land Rover. En apenas unos días os podremos contar qué nos ha parecido.